786 «Священство ( ερωσνη), как тайна, предано апостолам от Христа, и чрез возложение рук со стороны епископов, преемников апостолов, до настоящего времени бывает рукоположение ( χειροτονα), чтобы принявшие его раздавали божественные таинства и служили спасению людей» (Правосл. исповед., ч. I, отв. 109). 787 См. 3 кан. IV Всел. собора, где упомянуто различие между рукоположением и производством. Ср. толкования этого канона Зонары и Вальсамона (Аф. Синт., II, 218–220). О самом значении слова χειροτονα см. толкование Зонары на 1 кан. ап. (ib. II, 2). 789 «Аще кто епископ или пресвитер, или диакон приемлет от кого-либо второе рукоположение, да будет извержен от священного чина и он и рукоположивый. Ап. 68 кан. καθ’ οονδτινα τρπον δς χειροτονηθες π τ ατ κα ν ερατκ ξιματι, καθαιρεται, κα ο μνον ατς, λλ κα ν εδσει τοτον χειροτονσας, объясняет Вальсамон этот канон (Аф. Синт., II, 87). Ср. 48 кан. Карф, соб.: «semel sancmificamis nulla deinceps manus item consecrans praesumit accedere. Nemo sacros ordines, semel datos, iterum renovet». Cyprian, De ablub pad. Каноны говорят о правильном рукоположении, т. е. о совершенном законными православными пастырями и по установленным правилам, ибо, согласно этому же 68 Ап. канону, рукоположение, совершенное еретиками ( παρ αρετικν), не имеет силы. При нереходе из ереси в православие человека, получившего еретическое рукоположение, но достойного иметь священный сан, над ним всегда совершалось вторичное, православное рукоположение, I Всел. соб. кан. 19., II Всел. кан. 4., III Всел. 5. Впрочем, церковь , как в отношении крещения, совершенного в неправославном обществе, так и рукоположения, имела определенные и точные правила о том, кого следует признать и кого нет, и иногда признавала действительным рукоположение некоторых клириков, переходивших из известных неправославных обществ в православие, и не рукополагала их снова. См. I Всел. соб. кан. 6., Карф. 57 и 68., Вас. Вел. I. Сообразно с этим, в настоящее время степени клира римско-католической церкви признаются в православной, а протестантские не признаются.

http://azbyka.ru/otechnik/Nikodim_Milash...

Las estadísticas de sondeos sociológicos serios indican que, aunque el sector religioso de la población en general y el cristiano en particular han ido creciendo de manera constante en proporción al resto de la población, el porcentaje de personas que se declaran miembros practicantes de la Iglesia Ortodoxa ha ido decreciendo en relación con el conjunto de las demás religiones. Según un sondeo, mientras que el índice de creyentes cristianos ha crecido de un 27% de la población total en 1990 hasta un 42% en 1992, en 1990 el 80% de ellos se declaraban ortodoxos, pero en 1992 sólo lo hacía el 38%. Esto indica un crecimiento del 50% de los cristianos en general, pero un descenso del 3% de los ortodoxos. Como los protestantes y los católicos constituyen tan sólo un 2% del sector religioso y los fieles del antiguo ritual no podrían ser más de un 3%, el resto de los «cristianos» no parecía pertenecer a ninguna confesión cristiana particular. La mayoría de ellos eran probablemente ortodoxos alejados: bautizados pero no practicantes. Esta hipótesis parece quedar confirmada por un sondeo de 1995, según el cual el 55% de la población se declaraba ortodoxa, el 6% decía pertenecer a otras denominaciones religiosas, pero sólo el 23% decía que la religión desempeñaba un papel significativo en su vida. En otras palabras, la mayor parte de la gente mencionaba una religión en la que habían sido educados (bautizados o iniciados de alguna otra manera) en la infancia. Mucho más significativos son los datos del Centro Analítico del Consejo de la Federación, que indican que, aunque alrededor del 70% de la población rusa está bautizada en la Iglesia Ortodoxa, sólo de un 5 a un 10% son miembros practicantes y sólo la mitad de esas cifras comulga con frecuencia. Sin embargo, no todo es tan negativo. Hay algunos sacerdotes muy entregados y de formación muy elevada, especialmente los más jóvenes; y también algunos conversos, aunque muy distintos de los que se mencionaba antes. Un buen número ingresó en la Iglesia en los años setenta y ochenta, época en la que hubo una oleada considerable de jóvenes conversos, en su mayoría intelectuales y estudiantes; de éstos, bastantes habían sido disidentes en el pasado por razones políticas o al menos intelectuales.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Las causas fueron complejas y variadas. He aquí algunas más probables: la inclusión del epinicio (Sanctus), que comenzó a romper la unidad de la gran plegaria (siglo v); el carácter antitético que poco a poco vinieron a tomar las dos partes, la una estable y uniforme, la otra extraordinariamente variable; el diverso modo de recitarlo después del siglo V: una en silencio, la otra en alta voz o en canto. Además, en este desarrollo de las cosas el prefacio no sólo se separó del canon, sino que cambió en gran parte su contenido, transformándose de una fórmula esencialmente eucarística (de acción de gracias) en una elevación dogmático-mística sobre el misterio del día o en un panegírico del santo festejado. En esta forma se presenta ya en el más antiguo de nuestros libros litúrgicos, el leoniano. Damos como ejemplo uno de los prefacios de San Juan Bautista en el sacramentarlo leoniano: Veré dignum. In die festivitatis hodiernae, quae beatus lohannes exortus est, qui vocem matris Domini nondum editus sensit, et adhuc clausus útero, ad adventum salutis humanae prophetica exultatione gestivit; qui et genitricis sterilitatem conceptúe abstersit, et patris linguam natus absolvit; solusque omnium prophetarum Redemptorem mundi,. quem praenuntiavit, ostendit: et ut sacrae purificationis effectum aquarum natura conciperet, sanctificandis lordanis fluentis ipsum baptismatis lavit auctorem. Unde cum Angelis, etc. Como se ve, los prefacios son unas pequeñas composiciones de forma muy cuidada, impecable casi siempre en sus cursas y con una fisonomía litúrgica enteramente propia. Las del leoniano y del gelasiano, como también las de los libros galicanos, cuando se dirigen especialmente a celebrar a un mártir o a un obispo, hacen pensar en un tipo especial de discurso, que la antigua retórica griega llamaba λαλι, no sujeto a normas rνgidas y de corta extensión, que, queriendo recrear, gustaba cantar y describir. Wolkmann da también como probable la igualdad del λαλι con aquella forma particular literaria que Plinio y Quintiliano llamaban propiamente praefatio. Jungmann pone por comparación estos datos con la curiosa definición que del prefacio litúrgico da un anónimo del siglo VIII explicando la misa ambrosiana: Praefatio est narratio reí causa delectationis inducía. Haec ergo praefatio ideo a sacerdote canitur, ut populus suo Creatori delectabiliter gratias agere provocetur. En realidad, muchos prefacios antiguos son otros tantos esbozos literarios verdaderamente deliciosos.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Obra: Su única obra, de enorme importancia por otra parte, es el Itinerario o Peregrinación a los santos lugares. En ella narra cuatro viajes que son descritos con una profusión enorme de datos relativos a las conexiones bíblicas, históricas y litúrgicas. Asimismo proporciona información muy importante en relación con la organización eclesial y con la vida monástica. Eleuterio Papa (c. 174–189). Vida: De origen griego y nacido en Nicópolis, fue diácono durante el episcopado del papa Aniceto. Hacia el 177–178 recibió una visita de Ireneo de Lyón en el curso de la cual éste le advirtió sobre los peligros del montañismo. Parece ser que el papa no halló motivo de inquietud en la aparición de este movimiento espiritual. Murió, seguramente, en el año décimo de Cómodo (189) pero no es mencionado como mártir hasta el martirologio de Ado de Vienne, de la segunda mitad del s. IX. Ver Ireneo; Montañismo. Elkasaitas Herejes judaizantes para los que el cristianismo se limitaba a un judaismo que ya había recibido al Mesías pero cuya cristología negaba la divinidad de éste así como su significado soteriológico tal y como es contemplado en el cristianismo. Endelequio Vida: Prácticamente casi nada sabemos de Severo Endelequio, aunque se tiende a situarlo en Roma a finales del s. IV ejerciendo como orador y a fijar su origen en las Galias. Obra: Fue autor de un Canto acerca de las muertes de los bueyes en el que se describe el diálogo entre dos pastores paganos y uno cristiano concluyendo con la conversión de los dos primeros. Epífanes Autor gnóstico de finales del s. II e inicios del s. III. Hijo de Carpócrates, escribió un tratado Acerca de la justicia del que sólo nos han llegado algunos fragmentos. Según la información proporcionada por Clemente de Alejandría (Strom. III, 2, 5–9), defendía la comunidad de bienes hasta el extremo de declarar la comunidad de mujeres. Muerto a los diecisiete años, fue adorado como dios por los habitantes de Cefalonia. Ver Carpócrates; Gnosticismo. Epifanio de Salamis

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/diccio...

Pero debemos decir que la tentativa de ampliar los límites de la teología, basándonos en la mística o en la razón, lo que sucedía tanto en la antigüedad, como en nuestros tiempos, no nos lleva al conocimiento más vasto de Dios y del mundo. Estas teorías nos llevan a perdernos en el laberinto de las finas especulaciones mentales y hacen, que nuestro pensamiento deba enfrentar nuevas dificultades. Pero lo más importante consiste en que los razonamientos nebulosos, sobre la vida interior en Dios, no armonizan con la veneración y el sentimiento de la proximidad y santidad de Dios, y sólo hacen opaco este sentimiento... Sin embargo, estas consideraciones no niegan cualquier desarrollo en el ámbito dogmático. Entonces, ¿qué es lo que en este ámbito puede evolucionar? La historia de la Iglesia demuestra que, lo que aumenta poco a poco, es la cantidad de dogmas en el sentido estricto de la palabra. No fueron los dogmas quienes se desarrollaban, sino que se ampliaba el ambiente dogmático en la historia de la Iglesia, hasta llegar a los límites dados por las Sagradas Escrituras. Expresado de otra manera, aumentó la cantidad de los preceptos de la Fe, que recibieron su exacta denominación o su confirmación en los Concilios Universales. El trabajo de la Iglesia en este sentido, consistía en la exacta definición de los postulados dogmáticos, en su explicación fundamental, basándose en la palabra de Dios y su afirmación por la Tradición eclesiástica, declarándolos obligatorios para todos los fieles. Con este trabajo de la Iglesia, la totalidad de las verdades dogmáticas permanece inalterable. Pero a causa de la introducción de las opiniones y doctrinas extrañas, la Iglesia sanciona las ideas ortodoxas, y rechaza las heréticas. Gracias a las definiciones dogmáticas, el contenido de la Fe se hace más claro en la conciencia del pueblo religioso y también en la de la propia jerarquía eclesiástica. El desarrollo le corresponde a la ciencia teológica. La ciencia dogmática puede tener variantes en sus métodos, incrementar su material de estudio, en mayor o menor amplitud valerse de los datos ofrecidos por las interpretaciones de las Sagradas Escrituras, de la filología bíblica, de la historia de la Iglesia, de los escritos de los Santos Padres de la Iglesia, y también de reflexiones racionales; puede con mayor o menor intensidad reaccionar sobre las herejías, falsas doctrinas y otras tendencias actuales del pensamiento religioso contemporáneo.

http://azbyka.ru/otechnik/Mihail_Pomazan...

Estos, observa el escritor, dicunt se observare Quinquagesimam, qui forte Quadragesimam complere vix possint. Una costumbre parecida existía en los países cisalpinos, según refiere San Máximo de Turín (+ 450). Estos usos Accidentales eran una repercusión de análogos usos orientales, donde, al decir de Casiano, el añadir una o dos semanas al ayuno cuaresmal era cosa común en los monjes, no tanto por deseo de singularizarse cuanto por mayor rigor de penitencia. Como en estos países, y Milán se contaba entre éstos en Occidente el sábado no era considerado día de ayuno, así muchos deseaban compensar los seis sábados de la Cuaresma añadiendo una séptima semana. Después, en algunos lugares en que durante la Cuaresma no se ayunaba ni el sábado ni el jueves, o bien se consideraba la Semana Santa fuera de la cuarentena, eran dos o tres las semanas a compensar; de aquí todavía una Sexagésima y una Septuagésima, También en Occidente, a ejemplo de los bizantinos, esta más larga preparación al ayuno cuaresmal fue introducida aquí y allá, pero naturalmente sin una disciplina uniforme. Fue en un principio una devoción privada o de alguna comunidad monástica, después una observancia de particulares provincias eclesiásticas, finalmente entró en el ciclo litúrgico oficial. De los datos oficiales que conocemos, podremos resumir así las sucesivas etapas históricas de este tiempo: se comenzó bajo el papa Hilario (461–68) a transformar en días de ayuno completo los semiieiunia, de los antiguos días de estación, el miércoles y viernes antecedente al Caput Quadragesimae, y a dotarles de una misa especial; el jueves y el sábado permanecieron alitúrgicos hasta el siglo VIII. Sucesivamente, como nos consta por Fausto de Rietz (+ entre el 490 y el 495), el ayuno fue extendido a toda la semana de Quincuagésima. En Roma, como justamente opina Morin, la Quincuagésima debió introducirse a principios del siglo VI, bajo el papa Hormisdas (514–523). La regla benedictina (526), sin embargo, no la conoce todavía o al menos no la admite.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Las reservas con respecto a la vida interna en Dios son la expresión de un vivo sentimiento que atestigua la omnipresencia Divina, la veneración que le debemos, el temor de Dios. En el Antiguo Testamento ese sentimiento llegaba a ser el miedo de pronunciar el propio nombre de Dios. Solo en los especiales momentos de la elevación espiritual piadosa el pensamiento de los Padres de la Iglesia se atreve a observar la vida interior Divina. El principal campo de sus indagaciones es la doctrina de la Santa Trinidad revelada en el Nuevo Testamento. En esta misma dirección se dirige también la teología cristiana ortodoxa, en su totalidad. La filosofía se dirige por otro camino. Le interesan, más que nada, los problemas ontológicos: el sentido de la existencia, la unidad de la existencia, las relaciones entre los principios absolutos y el mundo en sus expresiones concretas, etc. La filosofía, por su naturaleza, proviene del escepticismo, de la duda de todo lo que nos dicen nuestros sentidos e impresiones, y hasta cuando llega a tener fe en Dios (en sus tendencias idealistas), reflexiona sobre Dios de manera objetiva, como si fuera una fría materia de estudio, un objeto de reconocimiento racional, que puede ser analizado en su esencia, su relación como ser absoluto para con el mundo de los fenómenos. Estos dos ámbitos – la Teología dogmática y la Filosofía – se distinguen también por sus métodos y por sus fuentes . La Revelación Divina compuesta por las Sagradas Escrituras y la Sagrada Tradición sirven de origen para la teología. El carácter fundamental de las Sagradas Escrituras y Sagrada Tradición yacen en nuestra fe sobre su veracidad. La teología recopila y estudia el material que proviene de esas fuentes, lo sistematiza y lo clasifica, sirviéndose en este trabajo de los mismos métodos que utilizan también las ciencias experimentales. La Filosofía es racional, abstracta. Su fuente no es la fe, como en la teología, sino busca basarse en los conceptos básicos e indiscutibles de la razón, sacando luego deducciones correspondientes o sobre los datos de la ciencia y de los conocimientos generales de la humanidad.

http://azbyka.ru/otechnik/Mihail_Pomazan...

D e los cuatro grandes Padres del Oriente y de los tres grandes doctores ecuménicos de la Iglesia griega sólo uno pertenece a la escuela de Antioquía, San Juan Crisóstomo. Ningún escritor cristiano de la antigüedad tuvo tantos biógrafos y panegiristas como él, desde el escrito más antiguo y mejor de todos, compuesto el año 415 por el obispo Paladio de Elenópolis (cf. supra, p.187), hasta el último, que se escribió en época bizantina. Por desgracia, ninguno aporta los datos necesarios para determinar la fecha exacta de su nacimiento, que debió de ocurrir entre los años 344 y 354. Como su amigo y condiscípulo Teodoro de Mopsuestia, nació en Antioquía en el seno de una familia cristiana noble y acomodada. Su primera educación la recibió de su piadosa madre, Antusa, quien había perdido a su marido contando ella solamente veinte años y cuando Juan era todavía un niño. Aprendió filosofía con Andragathius y retórica con el famoso sofista Libanios (cf. supra, p .233). «A la edad de dieciocho años, cuenta Paladio (5), se rebeló contra los profesores de palabrerías; en llegando a la madurez de espíritu, se enamoró de la doctrina sagrada. Al frente de la iglesia de Antioquía estaba por entonces el bienaventurado Melecio el Confesor, armenio de raza. Reparó en aquel joven tan bien dispuesto y, prendado de la belleza de su carácter, se hacía acompañar de él continuamente, previendo con visión profética el futuro del joven. Habiéndole servido durante tres años, admitido al baño de la regeneración, fue promovido lector.» Durante este período tuvo como maestro de teología a Diodoro de Tarso. Llevaba en casa una vida de estricta mortificación, y se hubiera retirado del mundo a no ser por su madre, que le pidió que no la hiciera viuda por segunda vez (De sacerdotio 1,4). Al fin, sin embargo, terminó dirigiéndose a las montañas vecinas, y encontró allí a un ermitaño anciano, con quien compartió la vida durante cuatro años. «Se retiró entonces a una cueva solo, buscando ocultarse. Permaneció allí veinticuatro meses; la mayor parte del tiempo lo pasaba sin dormir, estudiando los testamentos de Cristo para despejar la ignorancia. Al no recostarse durante esos dos años, ni de noche ni de día, se le atrofiaron las partes infragástricas y las funciones de los riñones quedaron afectadas por el frío. Como no podía valerse por sí solo, volvió al puerto de la Iglesia» (paladio, 5).

http://azbyka.ru/otechnik/Patrologija/pa...

Y no hay serio motivo para sospechar que durante este período subapostólico (que puede extenderse hasta el 165 d. C.), con la muerte presunta de los últimos discípulos de los apóstoles, fuera alterada substancialmente la estructura de la Coena Dominica; porque, si prescindimos del ágape, en el cual se injertó en un principio, y del cual, como ya dijimos, se separó muy pronto, los elementos fundamentales de la eucaristía quedaron inmutables. Ellos, sin duda, como se trataba del acto esencial del culto, corazón de la vida religiosa de la Iglesia, pudieren sufrir algún desarrollo exterior, en el sentido de que las formas rituales debieron poco a poco cristalizar en una forma más ordenada, estable y bastante uniforme entre las varias comunidades cristianas; sin embargo, llevan todavía visiblemente la impronta de simplicidad, espiritualidad y libertad originarias. Podemos, por tanto, creer que, a mediados del siglo II, la eucaristía se celebraba generalmente conforme al tipo ritual que nos describe San Justino, y cuyo esquema concuerda con los datos suministrados por los libros del Nuevo Testamento. Nos lo demuestra la comparación que sigue: Asamblea eucarística en el día del sol (Apol. 1:67). Lectura de las Memorias de los apóstoles y de los escritos de los profetas (1:67). Sermón del presidente sobre 1 a s lecturas hechas (1:67). Oraciones por cada categoría de personas (1:67–65). Beso de paz (1:67). Presentación sobre el altar de pan, vino y agua (1:67–65). El presidente recita la oración eucarística de consagración (1:67–65). El pan y el vino son consagrados con las palabras de Jesús (1:66). Todos los presentes dicen Amén (1:65–67). Distribución de las especies eucarísticas a los asistentes (1:65–67). Nuevo Testamento Asamblea en el primer día de la semana para la «fractio pañis «( Act. 20:7 ; 1Cor. 16:1–2 ). Lectura del Evangelio y de las Cartas Apostólicas ( 2Cor. 8:18 ; Act. 15:30; 1 Thess. 5:27; Col. 4:16 ). Predicación de la palabra de Dios ( Act. 20:7 ; 1Cor. 14:26 ).

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Vida: Nacido en Antioquía, se educó en esta ciudad como alumno de Silvano y de Eusebio de Emesa. Estuvo al frente de una comunidad monástica cerca de Antioquía. Como maestro de la escuela de esta ciudad defendió el símbolo niceno y tuvo como alumnos a Juan Crisóstomo y a Teodoro de Mopsuestia. Se enfrentó valientemente al intento de restauración pagana de Juliano, que lo denigró con dureza. Valente, el sucesor de Juliano, lo desterró en el 372 a Armenia. A la muerte del emperador volvió a Antioquía, siendo nombrado obispo de Tarso y Cilicia en el 378. Participó en el concilio de Constantinopla, en el 381. Muerto hacia el 394, en el 438 Cirilo de Alejandría le acusó de ser responsable de la herejía de Nestorio, lo que llevó a que se produjera su condena como hereje, un siglo después de su muerte, en el sínodo de Constantinopla del 499. Obras: Al parecer Diodoro redactó una sesentena de tratados pero sólo han llegado hasta nosotros escasos fragmentos muy posiblemente porque sus enemigos teológicos procedieron a la destrucción de sus obras. La pérdida resulta especialmente lamentable en el terreno de los comentarios bíblicos ya que Diodoro seguía un método exegético de tipo histórico y gramatical. Diogneto Ver Epístola a Diogneto. Dionisio el Areopagita Nombre atribuido al autor de los tratados conocidos como Nombres divinos, las Dos jerarquías y la Teología mística. Aunque intentaba hacerse pasar por el discípulo de Pablo del mismo nombre, lo cierto es que su época oscila entre los s. V y VI, y su lugar de origen posiblemente fue Siria. Sus obras, imbuidas de una mezcla de neo-platonismo y espíritu místico, disfrutarían de enorme predicamento durante el Medievo gracias al apoyo que le proporcionaron teólogos como Máximo el confesor (s. VII) y a la traducción al latín que de ellas hizo Juan Escoto (s. IX). Dionisio de Corinto Obispo en la segunda mitad del s. II cuya correspondencia, a juzgar por los datos proporcionados por Eusebio (HE IV, 23), debió de gozar de gran predicamento en su época, hasta el punto de que diversos herejes intentaron falsificarla. Desgraciadamente su correspondencia no ha llegado hasta nosotros. Ver Dionisio. Dionisio

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/diccio...

   001    002    003   004     005    006    007    008    009    010