Por este proceso llegan a la conclusión que todas las religiones son de Satanás. La solución que ofrecen es que se debe abandonar la Iglesia para hacerse Testigo y así salvarse de la aniquilación inminente. Si la persona avanza bien podrá participar de otros grupos Bíblicos y llegará a visitar el Salón del Reino. Para hacerse Testigo le requerirán que se bautice otra vez y comience hacer proselitismo visitando hogares bajo supervisión. Conclusión La Biblia nos advierte: «surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez mas la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ese se salvará.» ( Mt 24:11–13 ; Cf.24–25). Estamos presenciando una gran apostasía. Cada año Millones abandonan la sana doctrina de la Iglesia Católica para entrar en los Testigos y en otras sectas. El maligno se roba a los que están espiritualmente enfermos o muertos. Los atrapa en redes de confusión para alejarlos de la doctrina de Cristo que es luz y guía para nuestra inteligencia. Se pierden por falta de conocimiento o por la tibieza de la fe. Los Testigos llenarán el vacío con falsas doctrinas y con un celo desviado. El reto de los Testigos y otras sectas debe despertarnos. La mejor defensa es poner los ojos en Cristo y profundizar el conocimiento de la verdadera fe. Donde hay luz se disipan las tinieblas. Jesús nos prometió: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» ( Mt 28:19 ). Ten presente que en los últimos días sobrevendrán momentos difíciles; los hombres serán egoístas, avaros, fanfarrones, soberbios, difamadores,... que tendrán la apariencia de piedad, pero desmentirán su eficacia. Guárdate también de ellos. A éstos pertenecen esos que se introducen en las casas... que siempre están aprendiendo y no son capaces de llegar al pleno conocimiento de la verdad... Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús (2Timoteo 3:1–7;14–15). Notas.

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Muy bienaventurado – El Apóstol Pablo dos veces llama a Dios en sus cartas «Bienaventurado» (.»..y que nos revela la gloria del bienaventurado Dios» 1Tim. 1:11 , «...manifestación, que a su debido tiempo hará ostensible el bienaventurado y único soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores» ( 1Tim. 6:15 ). La expresión: muy bienaventurado no debe ser interpretada como que Dios, teniendo todo en sí mismo fuera indiferente al sufrimiento del mundo, creado por Él, sino, que de Él y en Él Su creación toma su bienaventuranza. Dios no «sufre,» pero es misericordioso; Cristo «padeció como mortal» (canon pascual) – no en su Divinidad, sino como humano. Dios es el manantial de las bienaventuranzas, en Él está la plenitud de las alegrías, de la dulzura y el regocijo para los que Le aman, tal como dice el salmista: «Plenitud de gozos, delante de tu rostro delicias a tu diestra para siempre» (Sal. 15:11). La bienaventuranza de Dios tiene su reflejo en la incesante alabanza, glorificación y agradecimiento, que llenan el universo. Esta alabanza, glorificación y agradecimiento provienen de las fuerzas celestiales (querubines y serafines, que rodean el trono del Señor y arden con fragante amor a Dios) y se elevan de todo el mundo angélico y de todo lo creado en el mundo por Dios: « A ti alaba el sol, a ti glorifica la luna, a ti te contemplan las estrellas, a ti obedece la luz, ante ti tiemblan los abismos, a ti te sirven las vertientes «(oración de la bendición de las aguas). Sobre la unidad Divina «Y de esta manera creemos en un solo Dios, único principio, increado, sin principio, no nacido, que no perece, inmortal, eterno, infinito, indescriptible, ilimitado, todopoderoso, sencillo, simple, incorpóreo, permanente, desapasionado, constante, inalterable, invisible, manantial de gracia y justicia, luz de la razón, inaccesible. Creemos en el poder indemostrable de ninguna manera, medido solamente por su única voluntad, porque Él puede todo lo que quiere;… Creemos en una substancia, una Divinidad, una fuerza, una voluntad, una acción, un principio, una supremacía, una dominación, un reino, en tres hipóstasis perfectas, Dios cognoscible y glorificado con una única alabanza…» (San Juan Damasceno, «Exposición exacta de la fe Ortodoxa,»1:8).

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17 . Unos había que golpeándose fuertemente en el pecho, como si ya estuvieran a las puertas mismas del cielo, decían al Señor: «¡Ábrenos, piadoso Juez, la puerta! ¡Ábrenos, ya que nosotros con nuestros pecados la cerramos!» Otro decía: «¡Muéstranos, Señor, tu rostro, y seremos salvos!» Otro decía: «¡Aparece, Señor, a estos pobrecillos, envueltos en las tinieblas de la muerte!» Otro decía: «¡Haznos llegar, Señor, tu misericordia, porque estamos perdidos, desesperados y totalmente empobrecidos!» Algunos otros decían: «¿Por ventura tendrá a bien el Señor enviar su luz sobre nosotros? ¿Por ventura habrá llegado nuestra alma a pagar ya esta deuda intolerable? ¿Por ventura volverá el Señor a tener contentamiento de nosotros? ¿Le oiremos alguna vez decir a los que están presos: salid libres, y a los que están sumergidos en un infierno de tinieblas: recibid luz?» 18 . Tenían la muerte siempre ante los ojos, y los unos a los otros preguntaban y decían: «¿Qué os parece que será, hermano? ¿Qué fin será el nuestro? ¿Cuál será la sentencia? ¿Habrá podido por ventura nuestra oración llegar a presencia del Señor, o ha sido justamente desechada y confundida? Y si llegó a Él, ¿cuánto pudo? ¿Cuánto le aplacó? ¿Cuál fue su provecho? ¿Cuánto obró? Porque habiendo salido de cuerpos y de labios tan sucios, poca fuerza había ella de tener. ¿Estarán por ventura nuestros ángeles de la guarda acercándose a nosotros, o estarán muy lejos todavía? Pues si ellos no se nos acercan, inútil y sin fruto será nuestro trabajo; porque si los ángeles que tienen cargo de nosotros no lo toman y no la ofrecen, nuestra oración no tendrá ni virtud de confianza ni alas de pureza con qué llegar a Dios. 19. Algunas veces se preguntaban unos a otros: «¿Por ventura, hermanos, lograremos algo? ¿Alcanzaremos por ventura lo que pedimos? ¿Nos recibirá por ventura el Señor, y nos acogerá en su seno como antes?» A esto respondían los otros: «¿Quién sabe, hermanos, como dijeron los Ninivitas, si el Señor revocará su sentencia dejándonos libres de este castigo? (cf. Jon. 3:9). No dejemos nosotros de hacer nuestra parte: si él nos abriera la puerta, bien está; y si no lo hiciere, bendito sea él, que justamente la cerró. Perseveremos nosotros llamando hasta el fin de nuestras vidas, para que, vencido él por nuestra perseverancia, nos abra la puerta de su misericordia, porque el Señor es benigno y misericordioso.» Y con palabras como las siguientes, y otras semejantes, se despertaban y mutuamente se incitaban al trabajo: «Corramos, hermanos, corramos; porque es necesario correr, y correr mucho, pues hemos caído de aquel estado tan alto de la comunidad. Corramos, hermanos, y no perdonemos a esta sucia carne, sino crucifiquémosla, porque ella nos crucificó primero.» Esto es lo que aquellos bienaventurados decían y hacían.

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LaMarche, «Prologue» LaMarche, Pau1. «The Prologue of John (1964).» Pages 36–52 in The Interpretation of John. Edited by John Ashton. Issues in Religion and Theology 9. Philadelphia: Fortress, 1986. Lampe, Lexicon   Lampe, G. W. H., ed. A Patristic Greek Lexicon. Oxford: Clarendon, 1961. Lampe, «Petrusnamen»   Lampe, Peter. «Das Spiel mit dem Petrusnamen–Matt, xvi.18.» NTS 25 (1978–1979): 227–45. Lampe, Seal   Lampe, G. W. H. The Seal of the Spirit. New York: Longmans, Green, 1951. Lampe, «Zeltmacher»   Lampe, Peter. «Paulus–Zeltmacher.» ÄZ31 (1987): 256–61. Lampe and Luz, «Overview»   Lampe, Peter, and Ulrich Luz. «Overview of the Discussion.» Pages 387–404 in The Gospel and the Gospels. Edited by Peter Stuhlmacher. Grand Rapids: Eerdmans, 1991. Landes, «Tradition» Landes, George M. «Creation Tradition in Proverbs 8:22–31 and Genesis 1 .» Pages 279–93 in A Light unto My Path: Old Testament Studies in Honor of Jacob M. Myers. Edited by Howard N. Bream, Ralph D. Heim, Carey A. Moore. Gettysburg Theological Studies 4. Philadelphia: Temple University Press, 1974. Landman, «Aspects» Landman, Leo. «Some Aspects of Traditions Received from Moses at Sinai. Halakhah le-Mosheh mi-Sinai» JQR 67 (1976–1977): 111–28. Lane, Hebrews  Lane, William L. Hebrews. 2 vols. WBC 47. Dallas: Word, 1991. Lane, Mark Lane, William L. The Gospel according to Mark. New International Commentary on the New Testament. Grand Rapids: Eerdmans, 1974. Lane, «Theios Aner» Lane, William L. «Theios Aner Christology and the Gospel of Mark.» Pages 144–161 in New Dimensions in New Testament Study. Edited by Richard N. Longenecker and Merrill C. Tenney. Grand Rapids: Zondervan, 1974. Lapide, Hebrew Lapide, Pinchas E. Hebrew in the Church: The Foundations of Jewish-Christian Dialogue. Translated by Erroll F. Rhodes. Grand Rapids: Eerdmans, 1984. Laroche, «Numbers» Laroche, Roland A. «Popular Symbolic/Mystical Numbers in Antiquity.» Latomus 54 (1995): 568–76. Larsen, «Boat» Larsen, Iver. «Did Peter Enter the Boat ( John 21:11 )?» Notes on Translation 2, no. 2 (1988): 34–41.

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Tres temporadas había estado trabajando la expedición angloamericana en el viejo Ur y este singular museo de la primitiva historia aún no había dado todos sus tesoros. Fue entonces cuando, fuera de los límites de los templos, los excavadores experimentan una sorpresa extraordinaria. Al sur de la torre escalonada, al explorar una serie de colinas, vieron surgir del fango paredes, muros y fachadas situadas unas junto a otras formando varias hileras. Las palas van poniendo al descubierto toda una serie de casas, un verdadero dédalo, cuyas paredes alcanzan, en algunos casos, alturas hasta de 3 metros. Entre ellas se abren paso estrechas callejas. De vez en cuando las calles desembocan en amplias plazas Después de muchas semanas de arduo trabajo, y después de remover muchas toneladas de cascotes, aparece ante aquellos hombres una visión inolvidable. ¡Debajo de Tell-al-Muqayyar, de matices rojos, aparece a la luz del sol toda una ciudad, despertada por los incansables exploradores después de un sueño milenario! Woolley y sus colaboradores están fuera de sí de alegría. Ante ellos está Ur; ¡aquella Ur de Caldea de que habla la Biblia! ¡Con qué comodidad habían vivido sus moradores! ¡Cuan espaciosas eran sus casas! En ninguna otra ciudad del País de los Dos Ríos han salido a la luz edificios particulares tan hermosos y confortables. Comparados con ellos los que se han conservado de Babilonia resultan humildes, hasta pobres. El profesor Koldewey, en las excavaciones alemanas realizadas a principios de este siglo, sólo encontró sencillas edificaciones de barro, de una sola planta con tres o cuatro habitaciones alrededor de un patio abierto. Así vivía la población hacia unos 600 años antes de J.C. en la tan admirada y alabada metrópoli de Ur; en cambio, 1.500 años antes vivían en macizos edificios en forma de villas, casi todos de dos plantas, contando de doce a catorce estancias. La planta baja era sólida, construida con ladrillos cocidos y la segunda con adobes; las paredes, limpiamente enlucidas con mortero y blanqueadas.

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Материал из Православной Энциклопедии под редакцией Патриарха Московского и всея Руси Кирилла Снятие с креста. Роспись крипты базилики в Аквилее. 2-я пол. XII в. (Мария Иаковлева) (I в.), упомянутая в синоптических Евангелиях мать Иакова и Иосии, ученица и последовательница Иисуса Христа. В Евангелиях от Матфея и от Марка она именуется «Мария, мать Иакова меньшего и Иосии» (Μαρα το Ιακβου κα Ιωσφ μτηρ - Мф 27. 56; Мк 15. 40). В др. местах евангелисты называют ее по имени одного из сыновей: «Мария Иосиева» (Μαρα Ιωστος - Мк 15. 47) или «Мария Иаковлева» (Μαρα Ιακβου - Мк 16. 1; Лк 24. 10). По частоте упоминаний в повествованиях о Страстях и Воскресении она - 2-я после Марии Магдалины среди последовательниц Христа. У евангелиста Марка М. встречается в сценах стояния у Креста (Мк 15. 40), погребения Спасителя (Мк 15. 47) и возле пустой гробницы Воскресшего Иисуса (Мк 16. 1); у евангелиста Матфея - в сцене у Креста (Мф 27. 56); у евангелиста Луки - в сцене обнаружения пустой гробницы (Лк 24. 10). Исходя из повествования Мф 27 и параллельных текстов др. Евангелий, можно предположить, что евангелист Матфей упоминает в сценах погребения и воскресения Спасителя под именем «другой Марии» также эту М. (Мф 27. 61; 28. 1 - Bruner. 2004. P. 801; Luz. 2005. P. 580; Бокэм. 2015. С. 362). М. выступает в евангельском повествовании как одна из наиболее преданных учениц Христовых: она следовала за Господом во время Его проповеди в Галилее, служила Ему и сопровождала Его в последнем путешествии в Иерусалим (Мф 27. 55-56). Вместе с др. женщинами она стала одной из основных свидетельниц крестных страданий Спасителя, Его погребения и ангельской вести о Его воскресении (Мк 16. 1-9; Мф 28. 8; Лк 24. 9-11). Учитывая популярность имени Мария, авторы Евангелий описывают М. по именам ее сыновей. Судя по этому наименованию, вероятно, она была вдовой. В иудейской эпиграфике того времени встречаются сообщения о женщинах, называемых по именам сыновей (CIJ, N 948, 1000, 1007, 1061, 1160). По всей видимости, М., как и ее сыновья, была хорошо известна в раннехрист. общине. Описание М. как матери «Иакова младшего» служило, безусловно, для того, чтобы отличить его от др. носителей весьма распространенного имени, в т. ч., вероятно, и от Иакова, брата Господня. По всей видимости, М. была матерью Иакова Алфеева (ср.: Мк 15. 40 - Luz. 2005. P. 573; Marcus. 2000. P. 655) - именно это отождествление следует считать наиболее достоверным (ср. предание об этом у отдельных авторов древней Церкви, напр.: Beda. Exp. Act. Apost. 1. 13//CCSL. Vol. 121. P. 10). Точная идентификация ее др. сына, Иосии, не представляется возможной ( Hagner D. A. Matthew 14-28. Dallas, 1995. P. 854. (WBC; 2)).

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c) Dos homilías sobre Eutropio Después de su caída del poder, al principio del año 399, Eutropio sólo pudo escapar a la muerte huyendo precipitadamente a la iglesia, donde reclamó el derecho de asilo, privilegio que poco antes había tratado de cercenar él mismo. Al domingo siguiente, 17 de enero del 399, mientras él se aferraba miserablemente al altar, Crisóstomo, tomando pie del texto «Vanidad de vanidades y todo es vanidad,» pronunció un discurso conmovedor sobre el carácter transitorio de la gloria terrena a la luz de la caída de Eutropio. Pocos días después, cuando éste abandonó la iglesia y fue desterrado a Chipre, Crisóstomo rechaza en una secunda homilía un rumor según el cual las autoridades eclesiásticas habían traicionado a Eutropio. d) Sermones antes y después del destierro Íntimamente relacionados con su propia tragedia están los dos sermones que pronunció Crisóstomo la víspera de su primer destierro el 403 y al día siguiente de su regreso. En el primero (PG 52,427–439) se propuso apaciguar al pueblo enfurecido con un espléndido discurso sobre la invencibilidad de la Iglesia y sobre la unión inseparable que existe entre la cabeza y los miembros. En el secundo (PG 52,443–8), que va conocía Sozomeno (Hist. eccl. 8,18,8), agradece a la multitud su lealtad y ensalza la castidad y amor de su esposa, la iglesia de Constantinopla, que en su ausencia había rechazado a todos los seductores. 2. Tratados. 1. De sacerdotio No hay obra de Crisóstomo que se conozca mejor y que se haya traducido con más frecuencia y editado más veces que sus seis libros Sobre el sacerdocio. Poros años después de la muerte de Crisóstomo. Isidoro de Pelusio declaraba: «No hay ninguno que haya leído este libro y no haya quedado herido por el amor divino. Muestra el sacerdocio como algo augusto V difícil de alcanzar, y enseña cómo se ha de cumplir sin reproche. Porque lo compuso Juan, el sabio intérprete de los misterios de Dios, luz de la Iglesia de Bizancio y de la Iglesia entera, y lo hizo con tanta delicadeza, densidad y precisión, que todos aquellos que ejercen el sacerdocio como Dios manda o lo tratan con negligencia encuentran aquí retratadas sus virtudes o sus faltas» (Ep. 1,156). A juicio de Suidas (Lex. 1, 1023), sobrepasa a todos los demás escritos de Crisóstomo en sublimidad de pensamiento, pureza de dicción, suavidad y elegancia de estilo. Efectivamente, siempre se le ha considerado como un clásico del sacerdocio y uno de los mejores tesoros de la literatura patrística.

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3. De perfectione et qualern oporteat esse Christianum Este opúsculo va dirigido al monje Olimpio, quien le había pedido una orientación para alcanzar la perfección «mediante la vida conforme a la virtud.» Se basa enteramente en los grandes textos cristológicos de San Pablo, a quien Gregorio considera como el guía más seguro del cristiano en sus esfuerzos por imitar a Cristo. Contempla la santificación, no ya solamente en términos de libre albedrío, sino en función de las operaciones de Cristo en el alma. Así, Gregorio habla de Cristo como poder y sabiduría de Dios, como la paz del alma, como la verdadera luz, como redención, como Pascua nuestra y Sumo Pontífice, como propiciación, como resplandor de la gloria de Dios y sello de su substancia, como alimento y bebida espiritual, como la roca, como el fundamento y piedra angular de la fe, como imagen de Dios invisible, como cabeza del cuerpo de la Iglesia, como primogénito de la creación, primogénito entre los muertos, primogénito entre muchos hermanos, como mediador entre Dios y los hombres, como Hijo unigénito, como Señor de la gloria, como principio del ser, como rey de justicia y de paz. Se discuten todos estos nombres de Cristo. El autor distingue entre primogénito y unigénito, y toca cuestiones cristológicas. El tema Sobre la perfección recibe aquí un estudio más completo que en la carta a Armonio. Gregorio concluye el tratado con estas palabras: «La verdadera perfección nunca está quieta, sino que siempre va creciendo hacia lo mejor: la perfección no está limitada por ninguna frontera» (285C-D). Parece que este tratado lo compuso después que la carta a Armonio. El destinatario es el mismo Olimpio a quien dedicó Gregorio su Vida de Macrina. La forma epistolar no es más que una ficción literaria. 4. De instituto Christiano W. Jaeger nos ha dado la primera edición completa de este tratado, que hasta ahora sólo se conocía bajo la forma de un extracto muy deficiente del periodo bizantino, publicado por Migne (PG 46,287–306) con el título De proposito secundum Deum et exercitatione iuxta veritatem el ad religiosos qui proposuerant quaestionem de pietatis scopo. Migne emplea el título instituto Christiano en el encabezado de las páginas. El título griego es Περ του κατ Θeoν σκοπο και της κατ λθειαν ασκσεως. Como la segunda parte de este tratado coincide con la segunda parte de la llamada «Gran Carta» de Macario (cf. supra, p.174), se pensó que el De instituto Christiano era espurio y que lo que aparece como parte segunda no era más que una copia de aquella carta. Al descubrirse la obra entera ha quedado probada la prioridad del De instituto Christiano. De esta manera se ha arrojado mucha luz sobre el «problema de Macario» y estamos mucho más cerca de una solución.

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Según narra la tradición, en el siglo I el mismo apóstol San Andrés llevo el cristianismo (bajo la única forma que en aquel entonces existía, la Ortodoxia), al territorio de Europa Oriental, empezando por la península de Crimea. San Andrés se dirigió tanto a los colonos griegos, en sus ciudades en las orillas de los mares Negro y de Azov (Jersones, Olivia, Heraclea, Tanáis y otras), como también a los nativos agricultores y ganaderos nómades. Remontó el río Dniepr hasta unas hermosas colinas, donde erigió una cruz y dijo: «En este lugar resplandecerá la Bendición Divina, se erigirán iglesias a Cristo y la Luz verdadera desde aquí rebalsará a todos los países.» De allí el santo Apóstol siguió hasta Novgorod, llegando casi al mar Blanco, bautizando en los distintos centros y poblados, y despertó fervorosa adhesión. Esta Luz nunca se extinguió, a pesar de cataclismos, persecuciones e invasiones En reconocimiento a la labor evangelizadora del santo Apóstol Andrés, su mano y antebrazo, retirados de sus restos incorruptos, fueron enviados por el Patriarca Partenio de Bizancio a Moscú, guardados hasta la Revolución en la catedral de la Dormición de la Virgen en el Kremlin, y venerados durante siglos por todo el pueblo. (Luego de la revolución bolchevique dichas reliquias desaparecieron). Por aquel entonces, por las tierras eslavas, desde el mar Adriático hasta el Danubio, Bulgaria y Serbia, hasta los Montes Cárpatos y detrás de los Cárpatos, en Galicia y en Volyñ, por toda la tierra rusa hasta los mares nórdicos, sobre los ríos Volga y Oca, en las montañas del Cáucaso, en las tierras de los Jasos, en Dagestán (antiguo Serir); y detrás del Cáucaso, en Georgia, Armenia, en toda Asia Menor (Cilicia, Frigia, Siria, Líbano), hasta de los sultanatos en Mesopotamia y Egipto, en la Etiopía, Fesaquia y Peloponeso, en Fraquia y Macedonia – se había extendido la Fe Cristiana. Los seguidores del Patriarca Néstorio, evangelizaron las tierras de Irán y Sogdiana hasta Cashgaria y Turfán, las estepas de los mongoles, las orillas de Selenga. Hasta a China llego la Palabra de Cristo. Tal era el resplandor espiritual de Bizancío, según narra Demetrio Balashov en «La fuerza del Poder.» Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumania, Bohemia, Moravia, Croacia: en todos estos países estaban muy difundidas las Sagradas Escrituras, en su propio idioma local, siguiendo la tradición apostólica. Hasta hoy los croatas se enorgullecen de haber creado tres abecedarios propios eslavos, y haber transcripto en ellos las Sagradas Escrituras, y continúan celebrando los ritos de los antiguos «glagolashi» con sacerdotes casados y formas anteriores a la separación del Papa de Roma (año 1054) de los otros cuatro Patriarcas.

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Cuando el cristianismo entró en las grandes ciudades de Oriente, se convirtieron a la nueva religión muchos hombres de esmerada educación . Entre ellos figuraban algunos que habían pertenecido a las sectas gnósticas precristianas . En vez de renunciar a sus antiguas creencias, no hicieron más que añadir las nuevas doctrinas cristianas a sus ideas gnósticas. El gnosticismo cristiano había nacido. El gnosticismo precristiano difiere del gnosticismo cristiano en que la persona de Jesús no figura para nada en sus sistemas. En el gnosticismo cristiano, por el contrarío, la afirmación de un solo Dios, Padre de Jesucristo, el Redentor, es una de las doctrinas fundamentales. Los fundadores de las diferentes sectas gnósticas cristianas trataron de elevar el cristianismo del nivel de la fe al de la ciencia, procurándole de esta manera derecho de ciudadanía en el mundo helenístico. La producción literaria del gnosticismo fue enorme, sobre todo en el siglo II. La primera literatura teológica cristiana y la primera poesía cristiana fueron obra de los gnósticos. Gran parte de esta producción literaria es anónima. Forman parte de ese grupo muchos evangelios apócrifos, epístolas y hechos apócrifos de los Apóstoles y apocalipsis apócrifos (cf. supra p.110s). Esta propaganda hizo estragos por el carácter popular de su contenido. La literatura gnóstica comprende principalmente tratados teológicos, compuestos por los mismos fundadores de las diferentes sectas y por sus discípulos. Hasta hace poco se creía perdida la mayor parte de esta literatura. En 1945 se descubrió en el Egipto Superior una biblioteca gnóstica de cuarenta y ocho tratados, todos inéditos. Es de esperar que estos textos, cuando se publiquen, proyecten nueva luz sobre la historia y naturaleza del gnosticismo. Basílides. Basílides fue, según Ireneo (Adv. haer. 1,24,1), un profesor de Alejandría, en Egipto. Vivió durante el tiempo de Adriano y Antonio Pío (120–145). Escribió un evangelio, del que solamente resta un fragmento (cf. supra p.130), y un comentario al mismo, llamado Exegetica, del que subsisten varios fragmentos. Por ejemplo, Hegemonio (Acta Archelai 67,4–11 ed. Benson) cita un pasaje del libro 13 de Exegetica en el que se describe la lucha entre la luz y las tinieblas. Clemente de Alejandría (Stromata 4,12,81,1 al 88,5) copia varios pasajes del libro 23 que tratan del problema del sufrimiento. Estos fragmentos, sin embargo, no permiten formarnos una idea exacta del sistema doctrinal de Basílides. Compuso, además, salmos y odas, de los que no queda nada.

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