Las ordenaciones per saltum son también condenadas por la constitución pontificia. En realidad, suplantar uno o más grados jerárquicos es un defecto más grave que la eventual omisión de los intersticios. Si en el derecho moderno esto no se verifica ya, antiguamente sucedía con cierta frecuencia. San Cipriano, de simple laico, fue consagrado en seguida sacerdote y obispo: presbyterium et sacerdotiurn statim accepit. Por esto quizá alababa al papa Cornelio, el cual non ad episcopatum súbito pervenit, sed per omnia ec clesiastica officia promotus... ad sacerdotü sublime Las tigiurn cunctis religionis gradibus pervenit. Posidio escribe lo mismo de San Agustín. La multitud, aclamándole, lo llevó, todavía laico, al obispo Valerio, el cual lo ordenó sacerdote. Un caso más radical de laicos elevados directamente al episcopado, contra Patrum decreta, lamenta en el 428 el papa Celestino I en una carta a los obispos de las provincias de Viena y de Narbona. Pero éstos evidentemente eran casos de excepción. San Gregorio de Tours (+ 593) se adviene, en efecto, a las reglas tradicionales cuando, como él narra, rechazó la ordenación a Burgundio, un laico de veinticinco años que su tío el obispo de Nantes quería elegir para sucesor. Vuelve a Nantes –le dice– y dirígete al que te ha mandado, para que comience a darte la tonsura. Cuando después seas sacerdote y te muestres asiduo en la iglesia, podrás esperar llegar a obispo . «En Roma parece que a veces la disciplina no fue muy firme. En el 495, el papa Gelasio, a un obispo cuyos diáconos se resistían a recibir el sacerdocio, aconseja a ordenar sacerdotes a los acólitos y a los subdiáconcs: sí quos habes vel in acolythis vel in subdiaconibus ma turioris aetatis et quorum sit vita probabilis, hos in presbyteratum studeas promoveré. Cincuenta años después, el papa Gelasio (+ 560) encarga a Bono, obispo de Sabina, ordenar en seguida de subdiácono a un cierto Rufino, monje. Después él mismo, en la semana mediana, lo consagrará sacerdote. La Tonsura y las Órdenes Menores.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Hablan de ello. Pomenio de Arles (c. 500) en su De vita contemplativa y San Gregorio Magno, el cual lamenta que muchos sacerdotes se muestren reacios a cumplir el opus onerosum et laboriosum de recibir a los pecadores, cisque compati culpam suam fatentibus. El Advenimiento de la Penitencia Privada Los siglos VII-VIII señalan un desenvolvimiento de capital importancia en la historia de la penitencia. Ya en el siglo anterior, y aun antes, la institución de la penitencia pública, la única con que la Iglesia garantizaba el perdón de los pecados graves, se presenta en decadencia. Contribuyeron a ello muchos factores: 1)Las invasiones de los bárbaros, paganos o semi-paganos, incapaces de sufrir cualquier regla y demoledores de toda tradición, que convirtieron en un caos indescriptible la mayor parte de las provincias cristianas ¿Cómo era posible a tal raza de gente, para la cual los homicidios y las rapiñas estaban a la orden del día, imponer, no obstante el bautismo, las reglas de la penitencia canónica? 2) La profunda corrupción de las costumbres en todo el Imperio, que habia penetrado ampliamente en todos los estratos de la sociedad cristiana. 3) La unicidad y las excesivas durezas del régimen penitencial, que alejaban radicalmente a los pecadores. Razón por la cual eran ya muy pocos los que osaban abrazarlo en vida, y reducido solamente al breve período de la observación litúrgica cuaresmal. Los más, como decíamos, la habían substituido por una simple ceremonia simbólica, recibida poco antes de morir, cuya eficacia ponían en duda los mismos Padres. Estas consideraciones parecen suficientes no digo a explicar, pero sí a aclarar un poco aquel obscuro cambio de disciplina en la administración de la penitencia, de la cual se advierten claros síntomas ya en el siglo VI. El famoso concilio III de Toledo (589), que aprobó el retorno del rey Recaredo I y de los visigodos arríanos a la fe católica, da testimonio, aun condenándola, de la costumbre introducida per quasdam Hispaniarum ecclesias de recibir más de una vez la absolución de los pecados, sin que el sacerdote atendiese a hacer cumplir previamente la penitencia a los pecadores. Los Padres del concilio la califican de execrabilis praesumptio, contraria a las reglas canónicas, non secundum canonem. En el continente, ésta era la primera afirmación de la penitencia privada normal, que más tarde debía imponerse en todas partes.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

c) Una reconciliación o absolución por parte de la autoridad eclesiástica; con carácter ciertamente sacramental, porque, cerrado el período de penitencia y admitiendo de nuevo al culpable en el rango de los fieles, lo restituye a la gracia de Dios, y con ello a la lícita recepción de la eucaristía. El principio extra ecclesiam nulla salus es el criterio que también en el campo penitencial informa toda la vida tanto de la comunidad como de los particulares. La idea de una remisión de la culpa tratada personalmente entre el pecador y Dios es una concepción moderna, extraña del todo a la práctica primitiva. De la reconciliación, San Pablo probablemente nos ha dejado también el rito de la imposición de las manos sobre el penitente, acompañada, sin duda, de una fórmula. 4) ¿Existía una reiteración de la penitencia pública para los pecadores reincidentes en culpas gravísimas? Los textos más antiguos callan; Hermas la estudia explícitamente; por lo demás, toda la tradición disciplinar de los siglos primitivos, que ilumina indirectamente la práctica primitiva, sugiere una respuesta totalmente negativa. Al cuplable reincidente no se le concede ya la penitencia, sino que el perdón está reservado a Dios. No obsta el hecho, atestiguado por Ireneo y Tertuliano, de los herejes Cerdón y Marción, que fueron admitidos más de una vez entre los penitentes; se trataba de desviaciones doctrinales, que la Iglesia condenaba ciertamente, pero no las ponía a la altura de los tres pecados característicos. 5) Por último, creemos que en la serie de los textos enumerados será difícil encontrar elementos seguros en favor de una penitencia privada; es decir, de una remisión del pecado hecha por la Iglesia como consecuencia de una confesión secreta e independientemente de toda forma de penitencia pública. Quizá podría verse un esbozo en la correptio fraterna, no privada, sino eclesiástica, de la cual hablan casi todos los escritores de aquella época. Con esto no pretendemos decir que fuese sacramental. El Régimen Penitencial en el Siglo III.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Los tres episodios evangélicos antes narrados muestran con clara evidencia una abierta trabazón entre ellos. En los dos primeros, Jesús ha pretendido anunciar a los apóstoles que un día los investirá de poderes especiales para el funcionamiento de una institución a la cual los quería destinar. Lo ha indicado en la simbólica entrega de las llaves, que, en lenguaje bíblico y rabínico, significaba la facultad de mandar o prohibir, absolver o condenar; con la promesa expresa de que la sentencia dada por ellos en la tierra será ratificada en el cielo por Dios. Y para que los apóstoles estuviesen bien ciertos que no se trataba de juzgar de divergencias humanas de índole privada o social, Jesús, expresando sin velo ni metáfora su propio pensamiento, expresa claramente el carácter del todo espiritual e interior del juicio, para el cual les delegaba sus mismos poderes divinos. Ellos serán jueces de las conciencias, con la facultad consiguiente necesaria de conocer tanto el pecado como las disposiciones del pecador para estar en condiciones de ejercer con sinceridad y justicia el poder judicial conferido. Indudablemente, Jesús entregaba a los apóstoles y a la Iglesia los principios fundamentales de la disciplina penitencial. Los apóstoles debieron comprenderlo bien. Ellos no podrían menos de recordar otras palabras parecidas, salidas tantas veces de los labios del divino Maestro, y dirigidas a los pecadores arrepentidos: ¡Vete en paz! Tus pecados te son perdonados, y mucho menos podían olvidar la categórica afirmación lanzada por El contra sus adversarios y sellada por el milagro del paralítico: Sabed que el Hijo del hombre tiene en la tierra la autoridad de perdonar los pecados. Era precisamente éste el poder que Jesús les delegaba. Hay que notar, sin embargo, una diferencia substancial en las promesas hechas por Jesús a Pedro y las hechas a los apóstoles. A Pedro, piedra fundamental de su Iglesia, principio inmutable de unidad y de estabilidad, le concedió la plenitud de los poderes, mientras a los otros apóstoles les concede estos poderes subordinados a su unión con Pedro, el cual debe garantizar la legitimidad, el recto ejercicio, la duración en los siglos. La Penitencia en la Iglesia Apostólica y Subapostólica

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

On the contrary, they all prove that the word of God is not confined by languages; it is not enclosed by borders; it does not asphyxiate from the various cultural expressions—perhaps not even from other religions. It is interesting to note that out of all the members of the “Friends of the Holy Mountain” association, only one third of them are Orthodox. The non-Orthodox authors who deposit their impressions and their suspicion of the Mountain’s secret power are continually increasing in number. The Mountain touches every heart. Space and Time acquire another dimension and perspective. One’s association with everything mortal, ephemeral, corruptible, is entirely conventional. Notions such as ‘money,’ ‘possessions,’ ‘wealth,’ ‘investment,’ ‘entertainment,’ ‘competition,’ ‘interest,’ all degenerate into totally secondary terms. Of all the temporal things, only the absolutely necessary ones are selected. The soul soars towards the heavens. What dominates here is a concern for the eternal; for the kingdom of God. History does not exist in order to be worshipped, but only to lay the foundations of the Present. The Future is not portrayed for the purpose of relieving one’s suppressed feelings, but to transform the Present. Time itself is condensed, in the Mountain’s embrace. The Mountain observes the old calendar, fully aware that it is inaccurate, but without this being an annoyance and with the thought that it is intended for a tested place. Even the Byzantine daily schedule—which is so awkward in practice—appears to have a reason here. The Mountain lives in its own Time; it has slipped away, even from the tightest clutches, and it has conquered even the almightiest of dominions. Time is not binding. Tradition does not confine. The liturgical rubric does not imprison. National identity and language are not absolutized. Education does not constitute a privilege. Discriminations are nonexistent. Comparisons are avoided. What prevails is one’s incessant presentment before God and the embracing of the entire world.

http://pravoslavie.ru/38742.html

Apostolos: The Acts and Letters of the Holy Apostles Read in the Orthodox Church Throughout the Year. Edited by Father Nomikos Michael Vaporis. Brookline, MA: Holy Cross Orthodox Press, 1980. 420 p. “The Apostolos follows the traditional order as used by the Ecumenical Patriarchate of Constantinople . . . It is a complete edition, including the Prokeimena, Alleluaria, Antiphons, Entrance Hymns, and Koinonika.” Baptism. Introduction and text written and edited by Paul Lazor. NY: Department of Religious Education, Orthodox Church in America, 1972. 87 p. Bridegroom Services of Holy Week. Prepared by David Anderson, Joh n Erickson, and Paul Lazor. Introduction by Paul Garrett and Paul Lazor. NY: Department of Religious Education, Orthodox Church in America, 1978. 128 p. Catholic Church. Byzantine Daily Worship: With Byzantine Breviary, The Three Liturgies, Propers of the Day and Various Offices. Joseph Raya and Jose de Vinck. Allendale, NJ: Alleluia Press; Haifa, Israel: Distributor, Joseph Raya, 1969. 1019 p. Catholic Church. Menaion (Melkite-Greek Catholic Eparchy of Newton). Newton Centre, MA: Sophia Press, 1985-. (Service books of the Byzantine churches.) V. 3. March. V. 9. September. V. 10 October. V. 12. December. Condensed History and Translation of Greek Orthodox Liturgical Hymns. Prepared by Joh n Artemas; edited by Nicholas Pathenos. Bloomfield Hills, MI (1515 S. Woodward Ave., Bloomfield Hills 48302): St. George Greek Orthodox Church, 1991. i, 39 p. Hymns are translated from the Greek into English with parallel text in romanized Greek. Daily Matins of the Orthodox Church. Wallasey: Anargyroi Press, 1994. 33 p. Didache ton Dodeka Apostolon: The Unknown Teaching of the Twelve Apostles. Edited by Brent S. Walters. San Jose, CA: Ante-Nicene Archive, 1991. 224 p. Divine Liturgy According to St. Joh n Chrysostom. 2d ed. South Canaan, PA: St. Tikhon’s Seminary Press, 1977. 242 p. Divine Liturgy of Saint James, Brother of the Lord. A new translation by members of the Faculty of Hellenic College, Holy Cross Greek Orthodox School of Theology. Brookline, MA: Holy Cross Orthodox Press, 1988.

http://azbyka.ru/otechnik/world/the-a-to...

La fracción del pan, que venía inmediatamente, revistió para algunos una complejidad que resultaba supersticiosa. Ciertos sacerdotes, en efecto, disponían las partículas en la patena de forma que venían a formar casi una figura humana. Desde el 558, Pelagio I, en una carta a San Pablo, obispo de Arles, había ya canonizado esta práctica; pero en el 567, el concilio de Tours la condenó formalmente y ordenó disponer las partículas en forma de cruz, a excepción de la que se depositaba en e1 cáliz. Durante esta ceremonia, que requería cierto tiempo, cantaba el coro un canto antifonal. Terminado el canto se decía la oración dominical, encuadrada, como en todas las liturgias, por un breve preámbulo y un embolismo sobre el Libera nos a malo, uno y otro variables en cada misa. He aquí dos textos de la fiesta de la Circuncisión: Ante orationem Domini. Omnipotentem sempiternum Dominum deprecemur, ut qui in Domini nostri lesu Christi circumcisione tribuit totius religionis initium perfectionemque constare, det nobis in eius portione censeri in quo íotius salutis humanae summa consistit; et orationem quam nos Dominus noster edocuit, cum fiducia dicere permittat. Pater noster... Post orationem Dominicam. Libera nos a malo, omnipotens Deus et praesta; ut incisa mole facinorum, sola in nos propitiam incrementa virtutum. Per Dominum nostrum. El Pater lo recitaba no sólo el celebrante, sino también todo el pueblo, según el rito griego. Seguía después el rito de la commixtio, con el que se depositaban en el cáliz una o más partículas consagradas. En este momento, como preparación a la comunión, a fin de que el misterio de bendición sea recibido en un cáliz bendecido, el obispo impartía a los presentes la bendición, después que el diácono los había invitado a inclinarse: Humíllate vos benedictioni. Las fórmulas usadas por el obispo eran muy prolijas y divididas en diversos incisos, a cada uno de los cuales contestaban los fieles: Amen. He aquí la de la fiesta de la Circuncisión: Deus, rerum omnium Rector et Conditor, qui omnia qrie a te facta sunt maiestate imples, scientia ordinas, pietatei Amen.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Con la introducción del dies dominica, éste fue por eso mismo el día designado para la celebración solemne y oficial del sacrificio de la ley nueva, la misa; y, sin duda, los fieles, ya desde el principio, tuvieron como un estricto deber el tomar parte, como lo hacían al servicio sabático de la sinagoga. Die dominica convenientes – dice la Didaché – frangite panem et gratias agite... uí sií mundum sacrificium vestrum. San Justino, hablando de la sinaxis litúrgica dominical, señala el carácter obligatorio: Solis die, ut dicitur, omnium sive urbes, sive agros íncolentium in eundem locum fit conventus. También Tertuliano hace resaltar la importancia: Ethnicis semel annus dies quisque festus est; tibí octavus quisque dies. Las actas de los mártires de Abitinia (a.304, junto a Mambressa, África), condenados por haber sido sorprendidos en casa de un sacerdote, Félix, mientras, contrariamente al edicto de Diocleciano, asistían a la misa dominical, contienen las respuestas unánimes de los 44 mártires: Collectam gloriosissime celebrabimus... quoniam sine dominico esse non possumus... Non potest intermitti Dominum. La asistencia a la misa dominical era, si no una ley, un grave deber que los cristianos fervientes observaban aun con peligro de la vida. No faltaban, sin embargo, los negligentes. Ya San Ignacio de Antioquía se lamenta, y el concilio de Elvira (303) nos ha dejado las primeras sanciones penales sobre el particular: Sí quis in civitate positus tres dominicas ad ecclesiam non accesserit, frauco tempore abstineat, ut correptus esse videatur. Es de notar que el concilio no declara si la función a la cual el fiel debe asistir sea la misa, pero es probable el suponerlo, si bien el antiguo uso oriental, aún en vigor, no hacía distinción, para los fines de la santificación de las fiestas, entre el sacrificio eucarístico propiamente dicho y los otros oficios litúrgicos, por ejemplo las vísperas . De todos modos, después del siglo V la disciplina se precisa, y son numerosos los Padres y los concilios que reclaman el deber de participar en el Dia del Señor (domenica). El concilio de Agde, que tuvo lugar en 506 bajo la presidencia de San Cesáreo de Arles, con una disposición que se encuentra repetida en muchos sínodos posteriores, insiste en la obligación de oír la misa entera, es decir, desde las lecturas hasta que el obispo, dicho el Pater noster, impartía a los presentes la solemne bendición que, según el uso galicano, precedía inmediatamente a la sagrada comunión: Missas die dominico a saecularibus totas teneri speciali ordinationi praecipimus; ita ut ante benedictionem sacerdotis egredi populus non praesumat. Qui id fecerint, ab episcopo publice confundantur. En algunos lugares donde la publica confesio o alguna pena parecida no impresionaba a los transgresores del precepto dominical, se recurrió a medidas mucho más enérgicas y eficaces: el azote y una multa pecuniaria a beneficio del fisco y de la Iglesia.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Después, por todos los Santos Padres obispos difuntos, y generalmente por todos los que murieron de entre nosotros, creyendo que esto será de gran utilidad para las almas por quienes se ofrece la oración mientras yace delante la víctima santa y que hace estremecer de respeto..., ofrecemos a Cristo sacrificado por nuestros pecados, haciendo propicios por ellos [los difuntos] y por nosotros al Dios misericordioso (Cal. myst 5,8–10: BAC 88,329–330, trad. J. Solano). Cirilo es el primer teólogo que llama a la Eucaristía sacrificio «tremendo» y «que hace estremecer de respeto» (φρικωδστατος, preparando así el camino para este sentimiento religioso que se encuentra también en otras fuentes de la liturgia de Antioquía, las Constituciones apostólicas (cf. vol.1 p.473), San Juan Crisóstomo, Teodoro de Mopsuestia y Narsés. Apolinar de Laodicea A polinar es autor de la primera gran herejía cristológica. Nació en Laodicea de Siria hacia el año 310, hijo de un presbítero y gramático llamado asimismo Apolinar. Fue íntimo amigo de San Atanasio, lo que le valió ser excomulgado el 342 por Georgio, obispo arriano de su ciudad natal. Sin embargo, el 346 pudo recibir a Atanasio a su vuelta del exilio, y hacia el año 361 fue elegido obispo de la comunidad nicena de Laodicea, cargo que ocupó hasta su muerte. Tuvo gran éxito como profesor que sabía combinar la erudición clásica con la habilidad retórica, hasta el punto de contar entre sus alumnos en Antioquía a San Jerónimo el año 374 (cf. Ep. 84,3). Uno de los escritores eclesiásticos más fecundos y versátiles de su tiempo, combatió a los arrianos al flanco de Atanasio y Basilio Magno, hasta que él mismo fue condenado al final como hereje. Vivía aún el año 385, cuando Gregorio de Nisa escribió su Antirrheticus contra él (cf. supra, p.271); debió de morir hacia el 390. Sus Escritos 1 . Obras exegéticas Según San Jerónimo (De vir. ill. 104), compuso «innumerables volúmenes sobre las Sagradas Escrituras.» De estos Comentarios a los libros del Antiguo y Nuevo Testamento sólo quedan algunos fragmentos diseminados en numerosas catenae, donde esperan una mano que los reúna y edite críticamente.

http://azbyka.ru/otechnik/Patrologija/pa...

Es probable que sea también Tertuliano el autor de la Passio Perpetuae et Felicitatis (véase p.176s), que apareció en las dos lenguas. Vemos en ella (13) que Perpetua sostiene una conversación en griego con el obispo Optato y el sacerdote Aspasio. Las Primeras Versiones Latinas de la Biblia El más antiguo documento latino del África cristiana, del que se tiene noticia, son las Actas de los mártires Scilitanos (cf. p.174), que fueron condenados a muerte el 17 de julio del año 180. Esta obra nos suministra la prueba más antigua de la existencia de una traducción de parte del Nuevo Testamento. Acusados ante el tribunal del procónsul Saturnino en Cartago, los santos declararon que llevaban consigo Libri et epistulae Pauli, viri iusti. Es difícil creer que gente de tan baja condición supiera el griego. Unos años más tarde, Tertuliano certifica la existencia de una versión de toda la Biblia (Adv. Prax. 5; De monog. 11). No tenía carácter oficial, y él la critica en varias ocasiones. No obstante, hacia el 250, la iglesia de África tenía ya, según parece, una edición latina de toda la Escritura reconocida como oficial, como lo demuestra la fidelidad con que Cipriano la cita a lo largo de toda su obra literaria. De hecho, sus dos colecciones de extractos de los libros sagrados, Ad Fortunatum y Ad Quirinum, juntamente con los extractos de los profetas Prophetiae ex omnibus libris collectae, de un autor anónimo de principios del siglo IV, constituyen los mejores testigos de su texto. En la Passio Perpetuae et Felicitatis (12), los ángeles entonan el Sanctus en griego. Tertuliano en el De spectaculis (25,5) censura a los que asisten a los espectáculos públicos, porque profanan fórmulas de plegaria como ες απ» αωνος. Son indicios, tal vez, de que originalmente la liturgia se celebraba en griego. Parece, no obstante, que África adoptó el latín mucho antes que Roma como lengua litúrgica. Los escritores africanos de este período son testigos de la dura lucha que la Iglesia tuvo que sostener contra sus enemigos de fuera en sangrientas persecuciones y contra sus enemigos de dentro en controversias heréticas.

http://azbyka.ru/otechnik/Patrologija/pa...

   001    002    003    004   005     006    007    008    009    010