Después de la época iconoclasta florece una teología monástica y espiritual de gran relieve, cuya primera figura es san Simeón el Nuevo Teólogo (949–1022), que revive en la Iglesia bizantina medieval las ideas de los antiguos padres monásticos Macario de Egipto y Diádoco de Fótice, quienes identificaban la doctrina cristiana con una experiencia consciente de Dios. Discípulo de un monje estudita, Simeón el Piadoso, cuyo nombre adoptó, el título que recibió más tarde puede tener un doble significado: Simeón el Joven, con relación al maestro; o bien, Simeón, «el nuevo teólogo.» En todo caso, el apelativo «teólogo» significa que fue considerado en el mismo nivel de los otros dos «teólogos»: Juan Evangelista y Gregorio de Nazianzo. Higúmeno del monasterio de san Mamas en Constantinopla, Simeón es autor de una serie de escritos espirituales únicos por su originalidad mística, su calidad poética y la influencia que ejercieron en el pensamiento bizantino. Sus obras comprenden: Discursos catequéticos, dirigidos a sus monjes, Tratados teológicos y éticos (incluidos en parte en la Filocalía) e Himnos. Simeón se dirige a todos los hombres, también a los que viven en el mundo. Según él, todos pueden vivir la experiencia de la fe, una fe que es fundamentalmente la comunión personal con Dios y la visión de Dios; en esto su pensamiento coincide no sólo con los hesicastas, sino también con toda la tradición patrística. Y como todos los profetas, expresa la experiencia cristiana sin preocuparse verdaderamente de una precisión terminológica. Insiste en la deificación del cuerpo, gracias a la participación en el Cuerpo crístico, eucarístico, «fulgurante del fuego de la divinidad.» Para Simeón, el reino de Dios es una realidad accesible que no pertenece sólo a la vida futura y que, en este mundo, concierne no solamente al aspecto «intelectual» o «espiritual» del hombre, sino a su existencia entera. «La resurrección de todos, dice, se realiza por el Espíritu Santo. Y no hablo solamente de la resurrección final del cuerpo. Por su Espíritu, Cristo concede, ya ahora, el reino de los cielos.» Su insistencia profética sobre la fe cristiana como experiencia del Cristo vivo, suscitó no pocas resistencias. Al oponer la personalidad carismática del santo a la institución (canonizó en su comunidad a su maestro Simeón Estudita sin la sanción jerárquica necesaria), se vio obligado a abandonar su cargo y se retiró a la ribera asiática del Bósforo. Rehabilitado en vida, fue canonizado pocos años después de su muerte.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

En La vida en Cristo (dividida en siete libros) Cabásilas expone lo que se realiza en el hombre por medio de los sacramentos (bautismo, crismación y, especialmente, Eucaristía; con un capítulo sobre la consagración del altar). Cuando describe las diferentes fases de la vida humana, expresa y subraya su íntimo convencimiento de que el término de toda existencia concreta es la vida bienaventurada, a saber, la «cristificación.» Es una obra de alto valor teológico y de profunda piedad, la más importante de Cabásilas, con repercusión incluso fuera del mundo ortodoxo. Antes que Constantinopla, Tesalónica caía bajo el yugo turco (1430). Justo el año anterior moría su metropolita, san Simeón De Tesalónica (+ 1429), una figura espiritual de relieve (aunque desconocida en Occidente) de la Iglesia bizantina. Autor de muchas obras de carácter litúrgico, Simeón aparece como un verdadero mistagogo. No es un simple transmisor de la herencia anterior, sino que da un nuevo impulso de vida a una espiritualidad litúrgica por otra parte siempre viva. Y, por encima de sus inmediatos predecesores, enlaza con Máximo el Confesor y con el Pseudo-Dionisio. Y como todos sus predecesores, Simeón concibe la mistagogia como una iniciación a las realidades espirituales, significadas por los ritos litúrgicos. Por ello sus comentarios describen en primer lugar el rito en sí mismo, para explicar luego su significación. La interpretación espiritual de los ritos sigue una doble dirección: primero desarrolla ante los ojos las grandes etapas de la historia de la salvación; luego introduce en la contemplación de las realidades inteligibles. En las discusiones del concilio de Florencia (1438–1439), la parte ortodoxa fue representada sobre todo por Marcos Eugenikós, metropolita de Éfeso desde 1437, y por Jorge Skolarios, por entonces laico. Marcos Eugenikós (1392–1445), llegó al concilio con esperanzas por la unión, pero fue perdiendo estas esperanzas al constatar que predominaban las herejía latina. Por esto se negó firmemente a firmar el decreto de unión.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Las figuras principales del movimiento eslavófilo fueron Iván Kireievsky y, muy especialmente, Aleksei Jomiakov, sin olvidar a los hermanos Aksákov, Yuri Samarin, etc. Todos eran laicos y hacían teología partiendo de la doctrina patrística. Iván Kireievsky (1806–1856) colaboró en la traducción y publicación de los Padres de la Iglesia. En la patrística encontró el acuerdo entre el corazón y la inteligencia, y de ahí su dedicación a lo que había de ser el eje de Ja búsqueda de los eslavófilos: un conocimiento vivo, en el cual la fe religiosa comportase el conocimiento de Dios y del dogma. Intuyó una gran antropología cristológica en la cual la unicidad de cada uno se realiza en el acuerdo sinfónico de todos y en la cual la Eucaristía es el «sacramento del hermano.» Este es el principio de la Sobornost, que fue desarrollado luego por Jomiakov. Aleksei Stepánovich Jomiakov (1804–1860) era un hombre de muchas dotes, conocedor de diversos idiomas (compiló el primer diccionario ruso-sánscrito), poeta, pintor, historiador, e incluso inventor de una máquina que ganó una medalla en una exposición londinense. Fue un hacendado competente y médico por afición. Pero, por encima de todo, fue teólogo. Su manera de ver era tan inusitada, y la verdadera imagen de la Ortodoxia se había visto desfigurada durante tanto tiempo por los burócratas eclesiásticos, que fue acusado de modernismo, y sólo después de su muerte le reconocieron como auténtico portavoz de su Iglesia y sólo entonces fueron publicadas sus obras. Entre éstas destacan: L’Eglise latine et le protestantisme du point de vue de l’Eglise d’Orient, publicada en francés (Lausana 1872) o La Iglesia es una, que escribió primero en griego, para escapar a todo control, y, traducida al ruso, fue publicada después de su muerte por Y. Samarin. Para Jomiakov, el protestantismo y el catolicismo son fruto del intelectualismo escolástico medieval. El catolicismo, aplicando este intelectualismo o racionalismo al elemento exterior y visible de la Iglesia, ha llegado a un cristianismo sistematizado que ahoga la libertad y la caridad. El protestantismo, aplicándolo al elemento interior e invisible, ha cristalizado en un cristianismo interiorista, subjetivista, que sacrifica la unidad y la comunidad. Sólo la Ortodoxia oriental mantiene el equilibrio de la unidad en la caridad. La Ortodoxia es, pues, la verdadera síntesis cristiana entre la unidad exagerada del catolicismo y la libertad del protestantismo.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Desde su triunfo, el palamismo ha mostrado su fecundidad cultural, suscitando un humanismo transfigurado que será recogido especialmente por Nicolás Cabásilas. c) Polémica entre latinos y bizantinos En este mismo período (siglos XIII-XIV), y junto a la polémica en torno al palamismo del siglo XIV, aparecen una serie de disputas entre latinos y bizantinos, así como intentos de concordia. Todo ello a pesar del tiempo que duró la dominación latina en Constantinopla (1204–1261). Es el tiempo del apogeo, en Occidente, de la teología escolástica, especialmente con Tomás de Aquino (1225–1274), teología y sistemática. Demetrio Cidones (ca.1324-ca.1398), consejero político de Juan V Cantacuzeno, tradujo al griego, junto con su hermano Prócoro, convencido antipalamita, las principales obras de Tomás de Aquino, así como obras de san Agustín y Anselmo. Se consagró también a la causa de la unión con los latinos. Sus traducciones, además de facilitar la polémica, que podía basarse en el conocimiento directo de los escritos, hizo también que algunos intelectuales griegos simpatizaran con la teología escolástica católica. Pero ya antes de los hermanos Cidones y de sus traducciones encontramos buenos conocedores de la teología latina entre los bizantinos. Cabe mencionar en primer lugar a Nlcéforo Blemmydes (1197–1272), el representante más eminente del movimiento intelectual del siglo XIII y que tuvo como discípulos al emperador Teodoro II Láscaris y al estadista e historiador Jorge Acropolita. En la cuestión debatida sobre la procesión del Espíritu Santo, Blemmydes defendió la doctrina anti-filioque (ex solo Patre). Otra figura destacada es Juan Bekkos , patriarca de Constantinopla (Juan XI, 1275–1282), definido como el teólogo más significativo y el más experto desde el punto de vista histórico-filosófico. Era un Fociano convencido. Tuvo que abandonar por dos veces la sede patriarcal y murió en la cárcel en 1297. Su obra principal es, sin duda, Sobre la unión y la paz de las Iglesias de la antigua y de la nueva Roma; escribió también diversas Confesiones de fe.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

A pesar de la decisiones del II Concilio de Lyón, Roma no había encontrado el camino adecuado y los espíritus en Oriente no querían recibir la nueva sumisión. Así, pues, el pueblo ortodoxo no aceptó la resolución conciliar, sino que protestó enérgicamente. Entre estos últimos, el hijo del basileus, Demetrio, Marcos de Éfeso y Jorge Skholarios. Puesto que José II había muerto, el emperador impuso un patriarca unionista, Metrofanes (1440–1443), que acabó por renunciar y fue sucedido por otro unionista, Gregorio III (1443–1451). Los otros patriarcas orientales de Alejandría, Antioquía y Jerusalén condenaron el decreto de unión, lo mismo que sucedió en otras iglesias Ortodoxas. Isidoro de Kiev, a su regreso a Moscú, mandó leer el decreto de unión en presencia del gran príncipe de Moscovia Basilio II el Ciego y de los boyardos, pero sin dejarle terminar la lectura, el príncipe hizo encarcelar a Isidoro, quien más tarde logró escapar. Estuvo en Constantinopla a la caída de la ciudad bajo los turcos y pudo escapar a Roma, donde murió en 1463. La unión proclamada en Florencia había fracasado! e) Caída de Constantinopla. Ante la amenaza inminente de los otomanos, el emperador Constantino pide ayuda a Occidente, pero sólo los genoveses responden a la llamada. Los bizantinos, inflamados por las palabras de Jorge Skolarios, ahora monje con el nombre de Gennadio, prefieren, según la frase célebre, el turban de los turcos a la mitra latina. Como último intento, el emperador, en presencia de Isidoro de Kiev y del patriarca Gregorio, trata de proclamar su unión con Roma. Todo inútil! En la noche del 28 al 29 de mayo de 1453, los turcos, después de largas semanas de bombardeos, toman definitivamente y saquean la ciudad imperial. Santa Sofía, conocida también como la «gran iglesia» y símbolo del cristianismo bizantino y de la Ortodoxia, es convertida inmediatamente en mezquita. A partir de este momento, la vida de la Iglesia bizantina se verá sujeta a la voluntad de los sultanes y la actividad de los patriarcas (empezando por Gennadio II) implicada en los avalares de la vida política de la Sublime Puerta, aunque el patriarca será siempre el referente etnárquico de los cristianos griegos.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Fuera de la tradición teológica griega y rusa podemos señalar los intentos de renovación teológica propia de la Iglesia de Rumania. En 1974 se publicó un volumen que quería ser una visión global y un balance de la reflexión teológica rumana: La teología ortodoxa rumana desde los orígenes hasta nuestros días (en rumano) y donde se podía constatar la existencia de una tradición teológica local, y particularmente una rica tradición hesicasta. De hecho no hay que olvidar que Paisy Velichkovsky, el autor de la Filocalía eslava, vivió en el monasterio de Neamt. Precisamente una traducción y adaptación rumana de la Filocalía ha sido llevada a cabo recientemente por Dumitru Staniloae (1903–1995), que se ha dado a conocer en Occidente a través de sus numerosos escritos, muchos de ellos traducidos a lenguas occidentales o incluso escritos en francés. Cabe destacar: Teologia dogmática ortodoxa, 3 vols. (Bucarest 1978), Dieu est amour (1980) o Le génie de l’Orthodoxie (1985). El pensamiento de Staniloae creó escuela, un movimiento teológico en búsqueda de una teología al servicio de la vida, fiel a las fuentes, con capacidad de realizar una síntesis, abierta al diálogo. Núcleos Doctrinales de la Teología Ortodoxa 1. Preliminares a) Teología y teólogo. Para la Ortodoxia, la teología no es una ciencia, un conjunto sistemático de razonamientos, una ciencia que pretenda efectuar el inventario del dogma y enriquecerlo con la especulación intelectual en una prolongación racional y sistemática. Más que sistematización racional, la teología es sabiduría. No es que el Oriente cristiano, la Iglesia Ortodoxa en concreto, sea indiferente al conocimiento de la verdad. Pero verdad y conocimiento son cuestiones de vida y de amor y no una curiosidad intelectual desligada de la vida. Según el teólogo griego Nikos Nissiotis, «teología es, ante todo, una respuesta a la acción constante del Espíritu Santo, por el que la gracia de Dios uno y trino actúa sin interrupción en la Iglesia y se extiende por el mundo. Pero la respuesta teológica a Dios sólo puede ser una respuesta de eucaristía, una respuesta de acción de gracias, pues el conocimiento del Dios incomprensible depende siempre de una actitud de agradecimiento profundo del hombre ante ese Dios que lo conoce a él. La meta de la teología es la doxología teológica y espiritual, aunque ello no se formule de manera explícita. Por esta razón la teología y la liturgia están estrechamente unidas entre sí; no se puede celebrar la anáfora eucarística si no le precede la confesión de fe. La verdad dogmática es ofrecida por la Iglesia a la gloria de Dios, que la ha revelado. La teología se entrega a sí misma a Dios en cuanto himnología espiritual e intelectual. Porque el fin supremo de la teología no es la apologética de la sabiduría humana, ni la respuesta a los herejes, ni la descripción confesionalista de lo que yo pienso, sino un sacrificio racional de alabanza a la gloria de Dios.»

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

A principios del siglo XVI el monje Piloteo de Pskov formulaba la teoría siguiente: «La Iglesia de la antigua Roma cayó en la herejía. La nueva Roma (Constantinopla) cayó en poder de los turcos por su pecado de haber firmado la unión en Florencia. Ahora nace la santa y apostólica Iglesia de la tercera Roma que, extendiéndose por todo el universo, difunde por doquier como el sol la luz de la fe verdadera. Nunca jamás podrá haber una cuarta Roma.» Estas palabras reflejan la conciencia que iba adquiriendo la Iglesia rusa de ser la heredera de los privilegios de la sucumbida Constantinopla. Y el primer paso fue que el metropolitano Teodosio declaró, en 1461, la autocefalia de la Iglesia rusa, aunque continuando con el título de metropolitano, si bien no ya de Kiev sino de Moscú y de toda Rus’ (convertido después en «de todas las Rusias»). Algo semejante ocurrió en el terreno civil y político. Iván III el Grande (1462–1505) importó el ceremonial y las insignias bizantinas, proceso que culminaría después Iván IV el Terrible (1553–1584), que se convirtió en el primer zar de toda Rusia. Las prerrogativas y las funciones que tuvieron otrora el Imperio y la Iglesia bizantinos eran asumidas ahora por el Imperio y la Iglesia rusos. Por parte eclesiástica, la evolución culminó en 1589, bajo la regencia de Boris Godunov, con la declaración de la sede de Moscú como patriarcado, el quinto en el orden jerárquico (después de Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén). También por ese tiempo, en 1596, tuvo lugar la llamada Unión de Brest, por la que la jerarquía de Ucrania, entonces perteneciente al reino de Lituania y Polonia, para no estar bajo los polacos latinos, decidió pasar bajo la jurisdicción romana, creyendo con ello conservar su identidad ucraniana, e iniciándose con ello la Iglesia greco-católica, llamada también «uniata.» El patriarca de Moscú Nikon (1652–1666) introdujo una reforma litúrgica para acomodar más los libros litúrgicos eslavos a los griegos, cosa que provocó el rechazo por parte de un número muy considerable de fieles, capitaneados por Awakum, produciéndose un cisma (en ruso, raskol) que perdura todavía. Awakum fue condenado a la hoguera y murió en 1682. Los raskolniki se dividieron posteriormente en popovtsi (‘partidarios del sacerdocio’), que mantuvieron el sacerdocio y los sacramentos, y bezpopovtsi (‘sin sacerdotes’), quienes, creyendo que la jerarquía rusa, por sus errores, había perdido la sucesión apostólica, prescindieron del sacerdocio e incluso de casi todos los sacramentos.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Hay que reconocer que la iconografía ortodoxa conoció una profunda decadencia, en Rusia desde el siglo XVII, en Grecia en el XIX, y adoptó del Occidente un arte religioso, a menudo también decadente, y que nada tenía que ver con la auténtica tradición iconográfica bizantina. Pero modernamente ha visto renacer la tradición propia, acorde con la teología y la espiritualidad bizantinas. Un renacimiento que coincide con el descubrimiento y el interés creciente por parte del Occidente latino – el mismo que, en tiempos carolingios, había refutado, sin comprenderla, la iconografía bizantina – por este mismo arte y esta misma mística. Bibliografía AFANASSIEFF, N., «La infalibilidad de la Iglesia desde el punto de vista de un ortodoxo,» en AA.W., La infalibilidad de la Iglesia (Barcelona 1964) 155–170. – L’Église du Saint-Esprit (París 1975). AFANASSIEFF, N. – KOULOMZINE, N. – MEYENDORFF, J. – SCHMEMANN, A., La primanté de Pierre dans l’Église Orthodoxe (Neuchátel 1963). ANDRONIKOF, C., El sentido de la liturgia. La relación entre Dios y el hombre (Valencia 1992). ANDROUTSOS, H., (Atenas 1907). BECK, H. G., Kirche und theologische Literatur im byzantinischen Reich (Munich 1959). BEHR-SIGEL, E., Priere et sainteté en Russie (Bellefontaine 1982). BENZ, E., Die Ostkirche und die russische Christenheit (Tubinga 1949). BORNERT, R., Les commentaires byzantins de la Divine Liturgie du VII au XV siécle: Archives de l’Orient chrétien 9 (París 1966). BOULGAKOV, S., L’Orthodoxie (París 1932). BRATSIOTIS, P. (ed.), Die orthodoxe Kirche in gríecbischer Sicht, 2 vols. (Stuttgart 1959 y 1961). BRIA, I., «La théologie orthodoxe aujourd’hui en Roumanie,» en La Théologie dans l’Église et dans le monde (Chambésy-Ginebra 1984) 167–175. CLÉMENT, O., Byzance et le christianisme (París 1964). – La Iglesia Ortodoxa (Madrid 1990). CODINA, V., Los caminos del Oriente cristiano. Iniciación a la teología oriental (Santander 1997). CONGAR, Y. M., La conciencia eclesiológica en Oriente y en Occidente del siglo VI al XI (Barcelona 1962).

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Por lo que atañe a Dositeo (1641–1707), que fue patriarca de Jerusalén (1669–1707), destaca su actividad restauradora de monasterios, el principal de los cuales fue la laura de San Sabas en Palestina, su actividad cultural, con la creación, dadas las dificultades en Constantinopla, de una tipografía griega en Iasi, que fue un centro de producción editorial griega. Además de la Confessio ya citada, Dositeo escribió muchas obras de polémica anti-latina, como también tiene escritos contra los uniatas. Entre la literatura polémica destacan: Τομος καταλλαγης (Tomus reconciliationis), Τομος αγαπης (Tomus amoris) y Τομος χαρας (Tomus jubilationis). Antes del sínodo de Jerusalén de 1672, otro autor escribió una Confesión de fe (que había de tener una gran repercusión) para contrarrestar el escrito de Cirilo Lukaris. Se trata de Pedro Moghila , metropolita de Kiev (1633–1647). Nacido en 1597, originario de una familia noble de Valaquia, de joven se trasladó a Lvov, en la región de Galicia (Galitsia; Ucrania occidental), entonces bajo el reino de Polonia, y en 1627 se hizo monje en la laura de las Grutas de Kiev, de la cual fue archimandrita, y fundó, en 1631, una academia que fue la cuna de la posterior Academia eclesiástica de Kiev, donde se formarían las principales figuras eclesiásticas de toda la Iglesia rusa. Metropolitano de Kiev desde 1633, llevó a cabo una gran actividad y defendió a la Iglesia Ortodoxa ucraniana frente a protestantes y católicos. En su academia se impartían las enseñanzas en latín e incluso se enseñaba teología de acuerdo con el sistema escolástico occidental. Entre 1639 y 1640 Moghila compuso un gran catecismo que fue conocido como Confessio Orthodoxa. El texto, redactado en latín, fue sometido a la aprobación de una conferencia de teólogos en Iasi, en 1642 (donde se condenó la obra de Lukaris), y allí se constataron divergencias entre los teólogos griegos y los de la escuela de Kiev, que en algunas cuestiones concordaban con los católicos. Entre los delegados patriarcales estaba el exarca Melecio Syrigos, reconocido teólogo, quien tradujo al griego el texto latino original de Moghila, al cual aportó algunos retoques que luego aplicó él mismo al texto latino (perdido dicho original, nos ha negado el texto corregido por Syrigos, que poseemos, por lo tanto, en latín y griego). La Confessio de Moghila fue aprobada por los diversos patriarcas en un sínodo de Constantinopla del año 1643, aunque no fue editada hasta 1667 en Amsterdam.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

Cabeza visible de los anti-latinos, fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa. Sus obras versan sobre cuestiones polémicas con los latinos, pero también sobre el palamismo, y son suyas también diversas composiciones litúrgicas. Jorge Skolarios (1405-d.l472), que llegaría a ser el primer patriarca de Constantinopla bajo el dominio turco (1453–1456), fue el heredero espiritual de Marcos Eugenikós. Abandonó el concilio antes de su conclusión y, por lo mismo, no firmó el decreto de unión. Sus numerosos escritos teológicos son principalmente polémicos, contra los latinos y contra los antipalamitas. También escribió, dirigida a los musulmanes, una exposición de la fe cristiana. 3. Teología y espiritualidad rusas Después de la caída de Constantinopla y durante el largo período en que los griegos estuvieron bajo el dominio turco, la producción teológica griega no es ni abundante ni creativa. Hasta fines del siglo XIX, el pensamiento teológico ortodoxo se desarrollará en tierras eslavas, más concretamente en la Iglesia rusa. Ya hemos mencionado, trazando la historia de la Iglesia Ortodoxa, las palabras del monje Piloteo, a principios del siglo XVI, sobre la misión de Moscú y de la Iglesia rusa. Algo antes surgen en Rusia dos corrientes espirituales opuestas que, en el fondo, marcaron la ideología y los hechos, incluso políticos, posteriores. Ambas corrientes veían a Rusia como defensora del cristianismo y de la ortodoxia, pero con visiones contrapuestas. Dos corrientes distintas, una más monástico-espiritual y la otra más ritualista y oficial. Nilo de Sora [Sorsky] (1433–1508) es el principal representante de la primera corriente. Monje del Athos, hesicasta, se trasladó al monasterio de Sora, al norte de Rusia. Autor de una Regla severa, propugnaba la contemplación y el alejamiento del mundo, así como la pobreza, no sólo individual sino también comunitaria. Contrario a las propiedades del monasterio, defendía también una Iglesia desvinculada del Estado. Fue un espíritu abierto, que predicaba la tolerancia y la clemencia para con los herejes.

http://azbyka.ru/otechnik/spanish/histor...

   001    002    003    004   005     006    007    008    009    010