Es griego en la expresión y en el pensamiento. De hecho, es el último autor cristiano de Roma que emplea este lenguaje. Su producción literaria es comparable en volumen a la de su contemporáneo Orígenes, pero no así en profundidad y originalidad de pensamiento. Se interesa más de cuestiones prácticas que de problemas científicos. El campo de sus preocupaciones es más amplio que el del maestro alejandrino y se extiende a problemas que Orígenes jamás abordó. Publicó tratados antiheréticos, una Crónica, un Ordo eclesiástico y hasta poesía religiosa. Según Focio (Bibl. Cod. 121), Hipólito, en una de sus obras perdidas, afirmaba ser discípulo de Ireneo. De ser esto así, participó ciertamente del celo de su maestro por la defensa de la doctrina católica contra las herejías. Sin embargo, al atacar violentamente el modalismo trinitario y el patripasianismo de Noeto, Cleomenes, Epígono y Sabelio, fue demasiado lejos y sostuvo una teología del Logos que adolecía de tendencias subordinacionistas. Cuando el papa Calixto mitigó la disciplina para los penitentes que se habían hecho culpables de pecado mortal, el ambicioso y austero Hipólito le reprochó que, con su lenidad, se separaba de la tradición de la primitiva Iglesia. Acusó, además, a Calixto de ser discípulo de Sabelio y hereje, y, con algunos de sus partidarios, se separó de la Iglesia. Fue elegido obispo de Roma por un círculo reducido, pero influyente, convirtiéndose así en el primer antipapa. Incluso cuando a Calixto sucedió Urbano (223–230), y a éste Ponciano (230–235), el cisma continuó, hasta que Maximino el Tracio desterró a ambos, a Ponciano e Hipólito, a Cerdeña, donde parece que se reconciliaron. Ponciano renunció al pontificado el 28 de septiembre del 235, a fin de que la comunidad de Roma pudiera elegir un sucesor. Hipólito debió de hacer otro tanto con su cargo, y parece que volvió al seno de la Iglesia antes o después de haber salido de Roma. La comunidad reunida eligió a Anteros (235–236). Ponciano e Hipólito murieron poco después en la «isla de la muerte.» El papa Fabián (236–250) hizo trasladar sus cuerpos a Roma, donde fueron solemnemente inhumados, el papa Ponciano en la cripta papal de San Calixto, Hipólito en el cementerio de la vía Tiburtina, que aún lleva su nombre.

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2 . La disputa con Heráclides. Entre los papiros hallados en Toura, cerca de El Cairo, en 1941, hay un códice de fines del siglo VI que contiene el texto de la disputa entre Orígenes y Heráclides. Independientemente de este título, bastarían el vocabulario, el estilo y la doctrina para probar que se trata de una obra de Orígenes. No es un diálogo literario, sino la relación completa de una disputa real, hecho único, como lo hace notar A. D. Nock, no ya solamente entré los escritos de Orígenes, sino en toda la literatura cristiana primitiva y en la literatura antigua en general antes de San Agustín. Las opiniones de Heráclides sobre la cuestión trinitaria habían llenado de inquietud a sus hermanos en el episcopado. Llamaron, pues, a Orígenes para enderezar la situación. La reunión, que no tuvo carácter oficial ni judicial, se desarrolló en una iglesia de Arabia, en presencia de los obispos y del pueblo, hacia el año 245. Orígenes parece estar en plena posesión de su autoridad como doctor. No era la primera vez que tenía una conferencia de esta clase. Tenemos noticias de entrevistas que celebró con Berilo y con el valentiniano Cándido. Los taquígrafos transcribieron exactamente el debate. El estilo tiene toda la viveza de una conversación real, lo que habla en favor de la fidelidad de la transcripción. En la introducción se dice que los obispos allí presentes hicieron averiguaciones sobre la fe del obispo Heráclides, hasta que él mismo confesó delante de todos cuáles eran sus creencias. Después que cada uno hubo hecho sus observaciones y preguntas, tomó la palabra Orígenes. Aquí es donde empieza la relación. La primera parte tiene tres subdivisiones: Orígenes interroga a Heráclides; desarrolla luego sus propias ideas sobre las relaciones entre el Padre y el Hijo; finalmente, indica con suma delicadeza la actitud que hay que tomar en estas cuestiones doctrinales tan difíciles. El interrogatorio de Heráclides da a entender que se le tenía como sospechoso de modalismo. La segunda parte consiste en preguntas formuladas por otros asistentes y respuestas de Orígenes.

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“Car je suis le Dieu premier et Je suis plus que cela” ( Is 44, 6 ). Jamais jusqu’à ce jour on n’a dit: le second Dieu, – mais adorant le Dieu de Dieu, confessant l’individualité des hypostases sans diviser la nature en multitude, nous demeurons dans la monarchie 68 .» En d’autres termes, il ne s’agit pas ici du nombre matériel qui sert à calculer et n’est nullement applicable dans le domaine spirituel où il n’y a pas d’accroissement quantitatif. En particulier, quand il se rapporte aux hypostases divines indivisiblement unies et dont l’ensemble ( «la somme», pour nous exprimer d’une manière impropre) ne fait toujours qu’unité, 3=1, le nombre trine n’est pas une quantité comme nous l’entendons habituellement: il exprime l’ordre ineffable dans la divinité. La contemplation de cette perfection absolue, de cette plénitude divine qu’est la Trinité – Dieu personnel et qui n’est pas une personne renfermée en soi – la pensée même, rien que «l’ombre pâle de la Trinité», élève l’âme humaine au-dessus de l’être changeant et trouble, tout en lui conférant cette stabilité au milieu des passions, cette sérénité – l’πθεια, – qui est le début de la déification. Car la créature, changeante par nature, doit atteindre l’état de stabilité éternelle par la grâce, participer à la vie infinie dans la lumière de la Trinité. C’est pourquoi l’Église a défendu avec véhémence le mystère de la Sainte Trinité contre les tendances naturelles de la raison humaine qui s’efforçaient de le supprimer en réduisant la Trinité à l’unité, faisant d’Elle une essence des philosophes, à trois modes de manifestation (le modalisme de Sabellius), ou bien la divisant en trois êtres distincts, comme le fit Arius. L’Église a exprimé par le μοοσιος la consubstantialité des Trois, l’identité mystérieuse de la monade et de la triade identité et distinction en même temps de la nature une et des trois hypostases. Il est curieux de noter que l’expression τ μοοσιον εναι se rencontre chez Plotin 69 . La trinité plotinienne comprend trois hypostases consusbtantielles: le Un, l’Intelligence et l’Âme du monde.

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Michael Prokurat, Alexander Golitzin, Michael D. Peterson Скачать epub pdf HERESY HERESY. This word derives from the Greek verb haireo/haireomai, “to take” or “to choose.” In ecclesiastical use it signifies a conscious “choice,” taken on a matter of defined doctrine in disagreement with the faith. This faith or “mind” of the Church is determined by Scripture, by an Ecumenical Council (qq.v.), or by universal and longstanding consensus. The author of such a choice, the heresiarch, will, in the conventions of church historians, usually have given his name to the opinion and party deriving from it. The history of the Church and its teaching is in great part a history of Christian heresies. In New Testament times intense struggles went on between Paul and the “Judaizers,” between the author of 1 Jn and people claiming that Christ had only “appeared” to take on flesh (docetists), and between the author of the Pastoral Epistles (1, 2 Tim, Titus) and people preaching that the Resurrection (q.v.) had never happened, or had occurred “spiritually.” The 2nd c. saw an expanded front against gnosticism, replied to by Irenaeus of Lyons (qq.v.) whose Adversus Haereses laid the foundations for much of patristic theology, and against Montanism, an ancient world equivalent (with qualifications) to modern Pentecostalism. The former’s denial of the Old Testament Scriptures and the latter’s claim to an ongoing revelation of the Spirit on the same level as the New Testament led Church leaders to insist on the once-and-for-all character of the revelation in Christ. The canon of the New Testament emerged from these debates. In the 3rd c., arguments over the nature (q.v.) of the Godhead took center stage. Modalism, led by the priests Praxeas and Sabellius in Rome, argued that the divinity was one Person appearing in three different forms. Tertullian replied for the Latins, and Origen (qq.v.) and Dionysius of Alexandria for the Greeks, insisting that the three persons of the Trinity are indeed one, though always three persons. Adoptionists, such as Paul of Samosata, held that Christ was merely a man gifted at baptism with the Spirit. Finally, in Persia the preacher Mani began a new religion, Manichaeism, an amalgam of Iranian dualism, Christianity, and gnosticism (q.v.). It enjoyed a long life on the fringes of Byzantium (q.v.) and within the Empire as far abroad as 5th-c. North Africa; and drew responses from generations of churchmen seeking to defend the goodness of the created world.

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There was much disagreement about whether the Logos was uncreated or part of creation. If we say that God became triune or that he acquired the Logos in order to externalise himself and create a cosmos, we link the existence of the Logos to that of the cosmos. One Apologist who pointed in a more promising direction was Theophilus of Antioch (c.180). Theophilus distinguished between the Logos and its outward expression, going beyond Justin to say that, while the Logos may be a projection of God outside himself for the creation of the cosmos, nevertheless it pre-existed within him. Just as we have intentions to which we are able to give verbal expression, so God always has his Logos. Having decided to bring a cosmos into being, he gave external expression to this Logos, and in this way the distinction between God and the world is safeguarded. However, this left the question of whether the inner logos could exist without verbal expression or was compelled to give itself an outward expression. Another attempt to set out the Christian doctrine of God in terms of the Logos took the form of modalism, for which the persons of the Trinity are roles that God takes on for the sake of creation. God played the role of Father in the Old Testament, the Son in the New Testament, and in our own time the Holy Spirit, adopting these three identities to perform particular functions for us within history. This was the account developed by Sabellius who taught in Rome at the beginning of the third century, and whose teachings became widespread in the West. The Church reacted intensely against Sabellianism, particularly in the East, which regarded the West as particularly vulnerable to the temptation of modalism. Second-century Apologists declared that the persons of the Trinity are ‘three in number’. However, they insisted that this does not mean that God starts as a unit and then subsequently divides or expands to become three. The one does not take on a form external to itself, for the threeness of God is intrinsic to him.

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De vuelta a Roma en el 397, el 399 se halla en Aquileya, para volver a Roma de nuevo en el 407 a causa de la invasión de los godos. Murió en el 410 en Sicilia. Obras: Aunque desacreditado, no del todo injustamente, por Jerónimo, lo cierto es que buena parte de la obra de Orígenes y de otros autores ha llegado a nosotros gracias a Rufino. Asimismo es de enorme importancia su obra para la historia del monacato aunque existan razones más que fundadas para dudar de buen número de los acontecimientos narrados por él. En defensa de las acusaciones de origenismo que se vertieron contra él, escribió las Apologías. Ver Dídimo el Ciego; Jerónimo; Orígenes. S Sabelio Vida: Sistematizador del modalismo que no distinguía en la divinidad a las diferentes personas sino que consideraba a las mismas como manifestaciones distintas de una única persona divina. Llegado a Roma a finales del pontificado de Ceferino, recibió fuertes ataques de Hipólito y, finalmente, tras un período de buenas relaciones con el papa Calixto fue excomulgado por éste. Teología: Sabelio concebía la divinidad como una mónada que se expresaba en tres operaciones; igualmente utilizaba la imagen de la «proyección» (el Padre se había proyectado como Hijo y luego como Espíritu Santo). J. N. D. Kelly ha expresado la enorme dificultad que implica intentar conocer realmente la teología de Sabelio, toda vez que la información que ha llegado hasta nosotros procede, al menos, de documentos posteriores en un siglo a Sabelio y, en buen número de casos, parece haberse confundido aquélla con la de Marcelo de Ancira. Sí parece cierto, no obstante, que su uso del término «personas» para referirse al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo iba dotado de un contenido erróneo pues implicaba solamente la cubierta o apariencia externa de un mismo ser. Ver Calixto; Ceferino; Hipólito. Salonio de Ginebra Vida: Hijo de Euquerio de Lyón y educado en el monasterio de Lérins, fue consagrado obispo de Ginebra hacia el 439. Asistió a los concilios de Orange y Vaison del 441 y 442, así como al concilio de Arles del 450. Su fallecimiento debió ser poco posterior. Obras: Se le ha atribuido una Exposición mística de los evangelios de Mateo y Juan (C. Curtí y J. A. Endress) pero J. P. Weiss se ha opuesto a tal tesis, situando al autor del escrito en Alemania entre los s. IX y XI. Salviano de Marsella

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(Dorner, op. cit., S. 22 ffgg.). Тот же протестант А. Dorner ставит в упрек католику Th. Gangauf’y, что последний, при изложении доктрины Августина, не считается вовсе с теми трудностями, какие лежат в основе примирения учения Августина о единстве сущности и троичности Лиц в Боге (Dorner, op. cit., S. 28 Anmerk. 1). – Такое же отношение встречаем в данном случае и у A. Harnack " a (DG., Bd. III, S. 109. Anm.), который по этому поводу, между прочим, говорит: «Diese Schwierigkeit (т. е. согласовать в Боге момент ταυττης с моментом τροτης) potenzirt sich noch für ihn, wo er die Speculation über das Wesen Gottes mit der Speculation über die Trinität verbindet». Cfr. Harnack, op. cit. B. II, S. s. 294–297. Seeberg, op. cit. В. II, S. 147. 149. Baur. Die christliche Lehre von der Dreieinigkeit in ihrer geschichtlicher Entwickelung. Tübingen. 1841. I. S. 800. J. Loofs. Leitfaden zum Studium der DG. Halle. 1893. S s. 201 ffgg. L. Grandgeorge. Saint Augustin et le néoplatonisme. Paris. 1896. p. p. 97–99 etc. 941 Prof. A. Harnack. Op. cit., Bd II, S. 294: «Im Abendlande tilgte Augustin, einer alten abendländisehen Tendenz folgend, den letzten Rest des Subordinationismus, näherte sich aber eben desshalb dem Modalismus». 943 Reuter. Ztschr. f. K. G. V. S. 375 fg. VI. S. 155. ff. cp. Augustinische Studien. Gotha. 1887. Stud. IV. Augustin und der katholische Orient. S. s. 153–230. 948 «... un modalisme plus on moins sabellien, dont lui-même, très probablement ne se rendait pas compte, mais qui n " en existe pas moins au fond de sa doctrine». Op. cit., p. 97. 949 «… mais les analogies dont il se sert nous montrent bien qu " il n " était pas hostile aux doctrines qui remplacaient les personnes par les modes d " être et d " action». (Op. cit., p. p. 97–98). 951 «substantiae sive personae, si ita dicendae sunt» – De Trinit VIII, VI, 11. Migne, t. 42, col. 945. 952 «Dictum est tamen, Tres personae, non ut illud diceretur, sed ne taceretur» –De Trinit. D. V, IX, 10. Migne, t. 42, col.

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El lenguaje de este sermón revela una predilección por las palabras raras y por los artificios estilísticos. El estilo es artificiales y afectado en extremo, abundando las anáforas y las antítesis. Se explica que Tertuliano, hablando de Melitón, dijera: elegans et declamatorium ingenium (JERÓNIMO, De vir. ill. 24). P. Nautin no admite, con C. Bonner, la autenticidad de esta homilía. Le asigna un origen más reciente. Sin embargo, la ausencia total de un vocabulario propiamente filosófico en la discusión de las cuestiones cristológicas es impresionante y hace poco probable una composición tardía. E. Peterson ha demostrado que este texto ha sido utilizado en el Adversus iudaeos, escrito del siglo III, probablemente, y atribuido sin fundamento a San Cipriano. Contenido Cristológico de la Homilía 1 . Cristología. a) El concepto de la divinidad y de la preexistencia de Cristo domina toda la teología de Melitón. Le llama θες, λγος, πατρ, Υις, πρωττοκος του Θεο, δεσπτης, βασιλευς Ισραλ, υμν βασιλες. El tνtulo de «Padre» aplicado a Cristo es inusitado. Aparece en un importante pasaje donde se describen las diversas funciones de Cristo: Porque, nacido como Hijo, conducido como cordero, sacrificado como una oveja, enterrado como un hombre, resucitó de los muertos como Dios, siendo por naturaleza Dios y hombre. El es todo: por cuanto juzga, es Ley; en cuanto enseña, Verbo ; en cuanto salva, Gracia ; en cuanto que engendra, Padre; en cuanto que es engendrado, Hijo; en cuanto que sufre, oveja sacrificial; en cuanto que es sepultado, Hombre; en cuanto que resucita, Dios. Este es Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos (8–10). Esta completa identificación de Cristo con la misma Divinidad podría interpretarse a favor del modalismo monarquiano de un período posterior. De ser éste el caso, se explicaría mejor el olvido y la desaparición ulterior de las obras de Melitón. b) Por otro lado, Melitón no puede ser más claro cuando habla de la Encarnación :

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La secunda parte, que comprende los capítulos 9–28, es una defensa de las dos naturalezas y de su unión en Cristo, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, prometido en el Antiguo Testamento y revelado en el Nuevo. Se refutan el docetismo, el ebionitismo, el adopcionismo, el modalismo y el patripasianismo. La tercera parte trata brevemente del Espíritu Santo (c.29), de sus dones a la Esposa de Cristo, la Iglesia, y de su obra en la Iglesia. La cuarta parte, que comprende los capítulos 30 y 31, demuestra la unidad y trata de probar que la divinidad del Hijo no es un obstáculo a la misma. El último capítulo expone la relación eterna del Hijo con el Padre contra diferentes herejías. No hay nada en el tratado que indique que haya sido compuesto después de la ruptura de su autor con la Iglesia de Roma. Por otra parte, parece que Cipriano lo conocía va cuando escribió su obra De umitate Ecclesiae. Debe de haber sido escrito, por lo tanto, antes de la persecución de Decio. El texto del De Trinitate se ha conservado entre las obras de Tertuliano. Por haberse perdido los manuscritos, los únicos testigos para el texto de este tratado son las ediciones impresas de Mesnart-Gagneius (París 1545), Gelenio (Basilea 1550 1 y Pamelius (Amberes 1579). 2 . Sobre los alimentos de los judíos (De cibis iudaicis). Es una de las tres obras que Novaciano escribió contra los judíos y que menciona San Jerónimo (De vir. ill. 70): De circumcisione, De sabbato y De cibis iudaicis. Todas ellas se presentaban en forma de cartas a los hermanos, pero es ésta la única que queda de las tres. Sin embargo, en la introducción se alude a las otras dos como ya publicadas anteriormente: «He demostrado plenamente, según creo, en dos cartas anteriores, cuan perversos son los judíos y cuan lejos están de entender la Ley. En ellas se probaba de manera absoluta que ellos ignoran lo que es la verdadera circuncisión y el verdadero sábado; y su ceguera creciente es confundida en esta carta, en la que he tratado brevemente de sus alimentos.» Luego Novaciano intenta demostrar que las leyes relativas a los alimentos deben entenderse espiritualmente, como dice San Pablo ( Rom. 7,14 ). Llamar a unos animales puros y a otros inmundos significaría que el divino Creador, después de haberlos bendecido todos como buenos, los habría reprobado luego en parte. Tamaña contradicción no se le puede atribuir, y por eso hay que restablecer la aplicación espiritual, que es la más apropiada. Novaciano da este interesante resumen de la historia del alimento humano:

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Michael Prokurat, Alexander Golitzin, Michael D. Peterson Скачать epub pdf HIPPOLYTUS HIPPOLYTUS, priest, St. (ca. 170-ca. 236). Hippolytus was a presbyter of the Roman Church whose claim to fame is as the first “Anti-pope.” Of a conservative disposition, he made perhaps his most significant contribution to later generations in his compilation of the Apostolic Tradition (q.v.), a document written to counter what he felt were unwarranted innovations in the practice and discipline of the Roman Church in the early decades of the 3rd c. The work is the earliest Roman Church order-descriptions of the sacraments (q.v.) and accompanying disciplines-extant and therefore a priceless historical witness. In his disputes with Popes Zephyrinus (198–217) and Callistus (217–222), both of whom he rejected as heretics, the charge he levels against them seems to be a type of modalism, and might have been accurate. He was later reconciled to the other side under Popes Pontianus and Fabian, and his body was returned to Rome as that of a martyred presbyter. He also wrote plentifully on Scripture (q.v.), his commentary on Dan is still extant, and on the reproof of heresy-particularly gnosticism (qq.v.) in his Philosophoumena. Читать далее Источник: The A to Z of the Orthodox Church/Michael Prokurat, Alexander Golitzin, Michael D. Peterson - Scarecrow Press, 2010. - 462 p. ISBN 1461664039 Поделиться ссылкой на выделенное

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